Una lectura a la economía 2022

Una lectura a la economía 2022

Una lectura a la economía 2022

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

Cualquier observación temporal que se realice en base a una retrospectiva en comparación con el presente siempre va arrojar que el nivel material de vida ha mejorado de manera considerada en el presente en relación al pasado a escala planetaria. Indudablemente que esto está explicado, en sentido general, en que los ingresos de hoy han registrado un mayor aumento que ha permitido que los consumidores adquieran hoy cantidades de bienes y servicios superior al pasado.

Bajo el enfoque planteado es que se puede interpretar que para medir el bienestar económico de un país es necesario emplear datos fehacientes sobre el desempeño de la actividad económica del periodo que se esté considerando para el análisis. Por igual, ha de ponderarse los tres objetivos de la política económica, como son crecimiento económico, el nivel de precio y el comportamiento del desempleo y/o empleo que exhibe la economía.

Pero resulta que en el caso del crecimiento económico no basta con alcanzar un crecimiento que sea fruto de una determinada coyuntura, si no que este sea de largo plazo y sostenible ya que es el más importante del bienestar económico de los ciudadanos de un país. Corresponde a los responsables de la política económica garantizar el crecimiento económico sobre la base de construir y fomentar las instituciones jurídicas y financieras que impulsen un crecimiento económico sustentado en la equidad económico y social, así como mitigar la desproporción.

Para los economistas queda claro que el crecimiento económico hace referencia a la variación que se registra en el Producto Interno Bruto (PIB), y que este se refiere al valor monetario del total de la producción de bienes y servicios de la economía. Entonces, siempre surge la inquietud de que tanto el crecimiento del PIB podría estar impulsando un bienestar económico en la población, pues esta es la única justificación que da razón a propagar los parabienes del crecimiento económico.

En virtud de lo planteado, es conveniente enfatizar en que al hablar del PIB es necesario deslindar entre el PIB nominal y el PIB real. En efecto, cuando se utiliza el PIB nominal se hace referencia al valor de los bienes y servicios expresados a precios corrientes, esto es, que el PIB puede aumentar por que suban los precios, pero, a su vez, por que aumenten las cantidades.

Si se invoca a la literatura económica, entonces, se puede deducir que el PIB calculado así no es el mejor indicador del bienestar económico y, en consecuencia, del crecimiento económico ya que de modo alguno no refleja en que la economía satisface las demandas de los hogares, las empresas y el Estado, sencillamente porque si se produce un aumento general de precios, también aumenta el PIB, lo que sería algo engañoso para el análisis objetivo. Lo correcto en una medición del PIB y del crecimiento económico, es que se utilice el PIB real que trata del valor de los bienes y servicios a precio constante ya que esta muestra lo que ocurre con el gasto en producción sin la incidencia de los precios, por lo que el PIB varia si varían la cantidad de bienes y servicios producidos.

Una lectura detenida al desempeño de la economía global permite observar que esta se encuentra en una fase aguda de ralentización expresada en que el 2022 concluye con un crecimiento de un 3,2%, siendo inferior al 6,0% que se había proyectado y una persistencia inflacionaria de un 8,8%, superior al 4,7% del 2021, con perspectivas de que los precios aumenten. Por igual, la desaceleración de la economía arrastra a la región de América latina con un anémico crecimiento de 3,5% e inflación de 11,2%, lo que es suficiente para que la incertidumbre y la preocupación estén presente en la era de la resiliencia.

En relación a la economía dominicana, la situación tiene similitudes a lo que ocurre a escala global si consideramos que el 2022 cierra con un crecimiento que oscilaría entre un 4,7% y 5,0%, pues esto significa crecer 50% menos que el 2021. También esto está apuntando que el crecimiento gira alrededor del patrón de crecimiento promedio de las últimas cuatro décadas de 5,3%, lo que indica que nada nuevo se ha incorporado y una preocupante inflación que terminaría alrededor de un 8,1%, duplicando así la meta de inflación establecida por el Banco Central y que se ha mantenido durante un tiempo considerado.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD