Una historia verdadera

Una historia verdadera

Una historia verdadera

Tengo una amiga soltera. Tuvo tres hijos. Y sola, con ayuda de la divina providencia, levantó esa familia. Dos niños y una niña.

La madre estudió alta repostería por correspondencia, tenía buena clientela, y salió a camino con su destino.

La niña creció. Estudió medicina. Se graduó a los 24 años. Hizo su especialidad en medicina interna. Aprendió el inglés perfectamente.

Una pregunta daba vueltas en su cabeza, luego de terminada su jornada universitaria, ¿Qué haría con su vida? No lo pensó mucho y le dijo a la madre que quería hacer una especialidad en Estados Unidos.

—Muy bien, dijo la madre. Te voy a dar mi apoyo.

Un día tomó la decisión. Y, con lágrimas en los ojos, vendió la casa que había comprado con muchos sacrificios… pagó el importe de la cita en el consulado. Y con la alegría súbita, luego de recibir el pasaporte con la visa correspondiente, pagó toda la traducción y legalización de los documentos académicos.

También le entregó a tiempo un billete de viaje. Y los dólares necesarios para que se ayudara los primeros días.

Y en el aeropuerto, cuando llegó el momento del embarque, hubo abrazos y besos y lágrimas. Y, finalmente, la bendición de Dios.

Así —con una maleta, documentos de la universidad, el abrazo y los besos de la madre— se marchó a Estados Unidos. Allá se matriculó en una universidad de prestigio. Y con altos honores terminó su especialidad de nefrología. Empezó a trabajar en un gran hospital de Tucson. Y le explicó que la ciudad está en Arizona, queda al suroeste del país, en el desierto de Sonora; y, siete meses después, la llamó para decirle que se casó con un prestigioso doctor estadounidense.

A la boda solo asistieron los familiares de él.

La madre la llamó un día por teléfono y, luego de hablar sobre la cotidianidad del país, y otros detalles de la boda con pocos invitados… y el destino de sus dos hermanos, le preguntó qué cuándo volvería al país.

Y la amada hija le dijo que para su funeral. Ya que vivo en los United States, un país de verdad, donde los jóvenes tenemos grandes oportunidades de progresar y nunca se va la luz.

La madre la escuchó en silencio, no podía con la opresión en el corazón.

—Mamá, ese problema de los apagones diarios por 10 ó más horas, aquí no existe.

La madre vive ahogada en los buenos recuerdos de la hija amada. Muy feliz de haber sido padre y madre a la vez. Espera que ella cumpla su palabra y que, como le dijo una vez, pueda acompañarla en su funeral.



Rafael García Romero

Rafael García Romero. Novelista, ensayista, periodista. Tiene 18 libros publicados y es un escritor cuya trayectoria está marcada por una audaz singularidad narrativa, reconocido como uno de los pilares esenciales de la literatura dominicana contemporánea. Premio Nacional de Cuento Julio Vega Batlle, 2016.

Noticias Relacionadas