Bloomberg News.-Fiat SpA, la mayor automotriz de Italia y un símbolo de la lucha del país por adaptarse a la globalización, dejará su cuna después de 115 años.
La famila Agnelli, que controla la compañía, y otros inversores se reunieron ayer en Turín para sellar el fin de Fiat como compañía italiana después de que se fusione con Chrysler. Creada por el máximo responsable ejecutivo italiano-canadiense Sergio Marchionne, Fiat Chrysler Automobiles NV se constituirá bajo la ley holandesa, tendrá su sede en el Reino Unido y cotizará en la Bolsa de Valores de Nueva York.
“Marchionne no quiere abandonar Italia; quiere que FCA y él mismo sean actores mundiales, y el centro de gravedad de FCA tiene que reubicarse para poder hacerlo”, dijo Erik Gordon, profesor de la Escuela de Negocios Stephen M. Ross de la Universidad de Michigan.
“Es un poco triste para Italia”.
La estructura cosmopolita de la nueva entidad refleja que este sector industrial se aleja de los paladines nacionales como Fiat que, durante décadas, se enorgulleció de su herencia italiana y turinesa.
Al combinar los recursos con la automotriz estadounidense, la compañía antes conocida como Fabbrica Italiana di Automobili Torino puede competir mejor con pesos pesados como General Motors Co., Volkswagen AG y Toyota Motor Corp., dijo el máximo responsable ejecutivo.
Un roce con la bancarrota hace una década demostró que el centrarse en Italia era insostenible.
“Marchionne necesita las luces de Wall Street”, donde Fiat Chrysler planea ubicar su cotización primaria para mediados de octubre, dijo Vincenzo Longo, estratega de inversiones de IG Group en Milán.
Allí hay más oportunidad que en un “lugar periférico como aquel en que se ha convertido el mercado italiano”.
Economía estancada
Trabada por reformas insuficientes, la economía italiana está estancada desde hace catorce años y se contrajo en diez de los últimos once trimestres.
El índice de desempleo está cerca de un récord, obligando a miles de italianos a partir en busca de un destino mejor.
Lo mismo vale para Fiat.
El endurecimiento de la normativa exige grandes volúmenes de venta para financiar el desarrollo de motores más limpios y expandirse en mercados de crecimiento como China e India.
Apuntalada por la fusión, Fiat planea invertir 55,000 millones de euros (74,000 millones de dólares) en los próximos cinco años para aumentar las entregas un 61 por ciento, a 7 millones de autos, en 2018.
Esa cifra sigue siendo más baja que la meta de VW de vender 10 millones de vehículos en ese año.
Fiat tiene pocas opciones como compañía independiente.
Las divisiones norteamericanas, que no existían antes de que Fiat tomara el control de Chrysler hace cinco años, representaron el 62 por ciento de las ganancias operativas del grupo en el segundo trimestre.
Las divisiones europeas del fabricante, antes el núcleo central, perdieron 6 millones de euros, en momentos en que ese mercado saturado se recupera de los niveles más bajos en dos décadas.
Sin la división estadounidense, Fiat no habría sido rentable en 2012 y 2013.