No todo lo que se dice en materia de energía –incluidos planes a largo plazo, promesas a corto y mediano plazo, así como informes de consultores– puede creerse a ciegas.
Dos situaciones fundamentales teníamos en agenda en esta área: la firma del pacto eléctrico, que no se hizo, finalmente; y la entrada en el sistema de generación de la planta de Punta Catalina, que luego de varias promesas de altos funcionarios del gobierno, también resultó un gran fiasco.
Todo se redujo a que la planta de marras continuará en periodo de prueba antes de entrar en servicio.
La esperanza del pueblo dominicano está en las palabras que usó hace poco el titular de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, Rubén Jiménez Bichara.
Quien hizo un planteamiento muy gráfico y simple. Dijo que un producto se abarata cuando existe en abundancia. No siempre. Pero bien.
Aceptémoslo, ya que se refiere como “producto” a la disponibilidad que tendrán los usuarios del servicio eléctrico sin interrupción durante las 24 horas del día.
Plantea, además, que para que el servicio eléctrico se normalice debemos tener energía suficiente y a precios sostenibles.
Esos dos postulados resultan de alta importancia, debido a la historia de precariedad del servicio a través de décadas.
Y eso esperamos que suceda, que haya energía eléctrica suficiente; y, sobre todo, que la factura eléctrica sea equitativa. ¿Podemos esperar que la CDEEE cumpla? El tiempo dirá.