Las autoridades, en la actual crisis por el nuevo coronavirus Covid-19, se han mostrado diligentes aunque navegando en un mar desconocido por toda la humanidad.
Han tenido que actuar partiendo de los pocos conocimientos de cómo manejar una pandemia provocada por un virus desconocido.
El mundo entero ha tenido que acogerse al método “ensayo-error” porque el Covid-19 irrumpió con fuerza siendo un completo desconocido.
No hay un protocolo uniforme y certero de cómo actuar frente a este virus.
Por eso, cada detalle hay que considerarlo para abordarlo y adoptar medidas, que tampoco dan garantías de obtener los resultados deseados.
Una estadística que nos ha llamado mucho la atención es la cantidad de fallecidos frente a la cantidad de hospitalizados.
El boletín divulgado ayer indicaba que 220 personas han sido hospitalizadas y que 82 han fallecido.
De manera superficial, suponiendo que entre los hospitalizados están los que entraron en etapa crítica, ha muerto el 37 por ciento de los que han estado hospitalizados. Una cifra espeluznante.
Pero aceptando que no todos los que han muerto estuvieron hospitalizados (que también implica un motivo de preocupación) como quiera el porcentaje de hospitalizados que fallecen seguirá siendo de por lo menos uno de cada cuatro.
Algo hay que revisar porque el porcentaje es muy alto de personas que están falleciendo estando hospitalizadas.
Eso debe bajar. ¿Qué hacer para reducir la tasa de mortalidad por Covid-19 entre los hospitalizados?
Probablemente sea una de las variables inéditas, un reto nuevo para las autoridades, que han demostrado efectividad bajando los niveles de letalidad en San Francisco de Macorís.
La guerra contra el Covid-19 se libra en varios frentes. Avanzaremos ganando muchas pequeñas batallas.
Esta puede ser una de ellas.