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Una esperanza para la paz

Altagracia Suriel Por Altagracia Suriel
Altagracia Suriel
Altagracia Suriel

La guerra es el extremo de la decadencia humana. Los campos de batalla son el paisaje más abominable de inhumanidad y desprecio por las personas.

Ni siquiera la victoria en la guerra es un triunfo porque surge de la devastación y el exterminio.

Los costos de la guerra son incalculables para las economías y para los seres humanos. Los únicos que se benefician de ese lastre son los zares de la producción y el tráfico de armas. Ninguna guerra es justificable desde el punto de vista moral y humano.

Un ejemplo de barbarie asociada a la violencia es la guerra en Ucrania, cuyo saldo asciende a 600,000 rusos y 480,000 ucranianos muertos y heridos. Más de un millón de existencias dañadas por la intransigencia, la intolerancia y los intereses malditos.

Parece que hay una esperanza para la paz con el nuevo gobierno de Estados Unidos en el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Donal Trump inició negociaciones con Vladimir Putin para poner fin a una guerra que ya casi lleva tres años.

Pesa mucho el sentimiento de Trump de poner fin a la guerra apelando a la condición humana que nos iguala a todos, lo que se deja ver en su pronunciamiento sobre el conflicto “Quiero ver la paz. ¿Saben por qué la quiero? Porque no quiero que sigan matando a toda esta gente. Estoy viendo a gente que está siendo asesinada, y son rusos y ucranianos, pero son personas”.

La visión de Trump sintoniza con Lao Tse, quien plantea en su libro el Tao Te King, que el que gobierna bien: “No acosa al mundo con las armas porque es un uso que tiende a retomar.

Donde acamparon las tropas sólo pueden nacer espinas y zarzas, y tras los ejércitos, vienen los años de miseria”.

Pensar en la humanidad, en los seres humanos, en sus vidas, derechos, cuidado y protección, en sus sueños, esperanzas, dolores y sufrimientos nos debe llevar a despojarnos de nuestras indecencias y bajezas y a pensar y actuar desde la paz, la tolerancia, el perdón, la solidaridad y el amor. Sólo eso nos salva, sólo eso salva al mundo.

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