Es un hecho notable que en las boletas de los partidos se cuela gente que desdice de la moral social y política que serían de desear para la administración de los bienes públicos y la conformación, por lo menos, del primero de los poderes del Estado: el legislativo.
Esto a propósito de la renuncia de un legislador mediante carta enviada al pleno de la Cámara de Diputados desde otro país al que viajó en el año 2021, y del que no ha podido salir ni parece que podrá hacerlo fácilmente.
La carta fue remitida desde una prisión de Miami por el diputado Miguel Gutiérrez.
Este señor se encuentra sometido al rigor de una cárcel desde mayo del año 2021, cuando fue apresado por la Administración de Drogas de los Estados Unidos de América dentro del aeropuerto de esta ciudad.
Tanto el envío de la renuncia, como la aceptación por el voto unánime de los 127 legisladores que asistieron a la sesión de los diputados, fueron conocidos ayer.
¿Por qué renunció Gutiérrez? Han pasado más de dos años desde que se produjo su detención y hasta ahora ha tomado esta iniciativa.
Algo tendrán que hacer los partidos políticos, organizaciones con líderes conocidos y autopropuestos para vérselas con la administración y el funcionamiento del Estado, para evitar a gente en los que al parecer son incapaces de ver el vicio o la fuente espuria del dinero utilizado para promoverse.
Vistos los casos sonados en el Congreso Nacional, muchos y notables, es lícito suponer que también ocurre en otros cuerpos, como en las salas capitulares.
Pero de estos no es tan fácil que nos libre la DEA, porque no siempre, o tal vez no a menudo, se expone un regidor en un aeropuerto de Miami o de cualquier otro estado de la Unión.