*Por: Barnadiz González
A propósito de celebrarse este miércoles 21 de agosto el Día Nacional del Guía de Turismo en la República Dominicana, es de rigor hacer algunas puntualizaciones.
Ese día fue asignado mediante el decreto número 3436 del día 29 de julio del año 1982 y firmado por el presidente constitucional, a la sazón Jacobo Majluta Azar, un gran logro para la Asociación de Guías, diligenciado por Julia Abreu Rondón (July), presidenta de ASOGUITURD.
Según la ONU Turismo, un guía de turistas es un profesional con vocación en servicio, orientación e información sobre el patrimonio turístico, cultural y de atractivos relacionados al país receptor, así como servicios de asistencia al turista nacional y extranjero.
Un guía es reconocido por poseer un vasto conocimiento sobre destinos o lugares de interés que se encarga de acompañar a los turistas.
Los guías trabajan en rutas preestablecidas y visitan sitios de interés previamente seleccionados.
Nada mejor para un turista que recibir los servicios de un guía autorizado por las autoridades, no importa el país que se visite y si este guía está preparado la experiencia sería más agradable.
En nuestro país contamos con una matrícula que sobrepasa los mil guías en tres categorías: Nacionales, locales y de naturaleza.
Algunos guías nacionales activos, que comparten su labor con sus profesiones primarias,son abogados, arquitectos, ingenieros, profesores de idiomas, expertos en bienes raíces, funcionarios públicos medios y hasta emprendedores, algunos con maestrías.
Los mismos constituyen una élite y son un orgullo nacional.
Como en todas las profesiones y oficios, hay guías mediocres, que tienen muchas falencias.
Los guías de la Ciudad Colonial, considerados como locales o guías prácticos, (Un calificativo despectivo), están agrupados en una entidad separada de los guías nacionales, denominada Sindicato y merecen una mención aparte.
Están politizados y tienen mucha deficiencia a nivel de preparación académica, lo cual se refleja en su ejercicio con los turistas.
“Donde Dios no puso, no puede haber».
Existe la muy importante categoría de guías de la naturaleza, los cuales juegan una categoría de primer orden en los atractivos naturales identificados por las autoridades para que puedan ser visitados por nacionales o extranjeros.
Para poder ejercer la labor como guía en la república dominicana,se requiere hacer un curso, que ahora llaman diplomado, por seis meses,ser bachiller, dominar al menos un idioma, además del nativo,ser dominicano o estar residiendo de forma legal en el país.
Hay planes de elevar la preparación para ser guía de turistas con varias universidades, proyecto que aún no acaba de cuajar.
Un valladar a vencer en el ejercicio de esta profesión,lo constituye el intrusismo profesional, que algunos le llaman PIRATERÍA.
Es una práctica vieja que afecta tanto a los guías como a los operadores turísticos,y también al país, agrego yo(BG), pues cuando una excursión no cuenta con un guía oficial, cualquier situación indeseada puede ocurrir, por la falta de una correcta orientación a tiempo.
No ha sido por falta de diligencias de ASOGUITURD que esta ilegalidad no se ha corregido, sino por la complicidad y la posible corrupción por omisión de los inspectores o supervisores del ministerio de turismo, los cuales se hacen de la vista gorda, simulando no ver las violaciones que se cometen a diario.
Esta mafia funciona de la manera siguiente: Personas conocidas, que a veces tienen licencia del MITUR para operar,a veces son ilegales, se aprovechan de los turistas que traen, luego de una labor de mercadeo en los países emisores, los grandes o medianos tour operadores mayoristas internacionales.
Estos mafiosos cuentan con una red de «vendedores», los cuales abordan a sus potenciales clientes o víctimas en las áreas públicas, tales como playas u otros lugares, como centros comerciales.
Les ofrecen las excursiones más solicitadas: Islas Saona, Catalina y Full day a Santo Domingo,(Ciudad Colonial, principalmente),a un precio más barato. Ahí entra la violación a los derechos de los guías de turistas acreditados por el MITUR, que tienen que renovar sus acreditaciones cada dos años, luego de asistir a una reválida con charlas, más la obligación de pasar el examen de dopaje de sustancias controladas. Los carnets poseen un código QR( Queek response).
Para hacer su negocio más rentable, los mafiosos se vuelan el requisito de obligatoriedad en el uso de un guía de turistas en las excursiones, en violación al artículo 22 de la ley 541-69 que regula la actividad turística, en este caso las profesiones.
Los proveedores de servicios marítimos, que no poseen licencia para ser tour operadores, van recibiendo los clientes por cuotas de cinco,diez, veinte y hasta cien turistas y se han abrogado la función de contratar guías en el proceso de embarcación.
Para ahorrar, le asignan un número excesivo de pasajeros a un solo guía.
También utilizan a los video fotógrafos o paparazzis como guía, obviando el pago del guía.
Se trata de algo ya rutinario.
La asociación y la federación de guías han sido muy pacientes pero todo tiene su límite.
Espero que el ministro de turismo David Collado le preste atención a esta irregularidad, por el bien de nuestro desarrollo turístico sostenible.
Hasta la próxima entrega.
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