A propósito de la columna de la semana pasada donde escribía que ‘nada está garantizado en la vida’, quiero seguir llamando la atención de cómo vamos dando por sentado todo lo que nos rodea, pensando que las cosas, posesiones, títulos y personas estarán siempre ahí, a nuestra disposición.
Siendo esto uno de los grandes errores que cometemos.
Vivimos en un mundo donde la rutina y familiaridad, sumados a la prisa en que vivimos y la necesidad de tener y comprar más nos hacen asumir que muchas cosas no cambiarán: la salud, relaciones, trabajo, y hasta los pequeños placeres de la vida cotidiana.
Sin embargo, es vital recordar que nada está garantizado y que la gratitud y reconocimiento constante pueden transformar nuestra perspectiva y, en última instancia, la vida misma.
Uno de los errores más comunes que cometemos es dar por sentadas a las personas que nos rodean, así como asumir que los logros y reconocimientos son los que nos validan como personas y profesionales.
Familias, amigos y colegas, a menudo, se convierten en parte del telón de fondo de nuestro día a día, y olvidamos expresarles cuánto valoramos sus contribuciones, mostrarles gratitud y reconocer su impacto en nuestra vida.
Otra cosa que asumimos que siempre tendremos es la salud, hasta que nos falta.
Si miramos hacia atrás, la pandemia del covid-19 nos mostró su fragilidad y la importancia de cuidarla.
Practicar hábitos saludables, realizar chequeos médicos regulares y mantener una mentalidad positiva son formas de cuidarla.
En el ámbito laboral, es fácil caer en la monotonía y olvidar el privilegio de tener un empleo y el esfuerzo que nos llevó hasta él, valorando las oportunidades que tenemos y seguir esforzándonos por mejorar. Esto no sólo nos hace más productivos y satisfechos, sino que también nos ayuda a mantener una actitud de gratitud y crecimiento continuo.
A menudo, un simple ‘gracias’, un abrazo o un gesto de amabilidad pueden fortalecer relaciones y crear un ambiente de apoyo y afecto. Es importante que apreciemos cada día en que nos sentimos bien y podemos llevar a cabo nuestras actividades, dando gracias por cada respiro.