Nueva York, México, San Francisco, California, Toronto, Londres, entre otras muchas ciudades de distintos continentes, cuentan entre sus principales atractivos turísticos y culturales con un Barrio Chino.
Los denominados Chinatown son, hoy por hoy, extensas, coloridas y dinámicas exhibiciones permanentes de arte, cultura, arquitectura y referencialidad de la milenaria idiosincrasia asiática y existen en distintas partes del mundo.
En principio fueron creados como puntos de encuentro de una migración, de una comunidad, que necesitaba compartir y mostrar, cada vez más, ideas, lenguas y comida propia; así como sueños y esperanzas que les permitieran sentirse como en casa, sin importar en el lugar del mundo en el que se encontraban.
Han sobrevivido a las confrontaciones y divisiones políticas internas y externas, a las guerras de siglos pasados y, aún a las del presente. Se colocan más allá del desafecto o la apología por tal o cual tipo de sistema político y, en definitiva, se presentan al mundo como espacios de cultura e interacción humana.
En nuestra ciudad Primada de América, Santo Domingo, el Barrio Chino funciona desde el año 2008, al fragor de los esfuerzos de una comunidad intensa, extensa y laboriosa; así como una respuesta oportuna de parte de las autoridades centrales, municipales y turísticas de ese momento.
Hoy, ese espacio de restaurantes, mercados, tiendas, exposiciones pictóricas, fotográficas, música, danza, conferencias, talleres, sabores y colores languidece y, como dice una de sus principales gestoras, la inefable y dinámica domínico-china Rosa Ng Báez, “se encuentra en un estado de deterioro, arrabalización e insalubridad”, al que hay que poner freno urgente.
“Se robaron y destruyeron gran parte del cableado eléctrico, el mobiliario urbano, las estatuas chinas”, expone con tristeza, pero con mucha energía y disposición para enfrentarlo, la ex representante comercial de República Dominicana, en China, antes del inicio de las relaciones diplomáticas.
Por eso, NG Báez ya inició un proceso de limpieza, reparación e iluminación de las zonas afectadas, para lo cual, necesariamente, debe contar también con las autoridades.
¡Vamos a participar! No dejemos a unos pocos el esfuerzo de restaurar el esplendor y la vibrante vistosidad que brindaba el Barrio Chino en sus inicios a locales y a extranjeros.
En este 2023, dedicado al Conejo del Agua, el año nuevo chino (que no comienza con el primero de enero, como en otras partes del mundo) se aproxima. Arrancará el próximo domingo 22 y concluirán el 9 de febrero del año siguiente, 2024.
Según el calendario lunar, este Año Nuevo Chino 2023 estará representado por el Conejo de Agua, que simboliza, entre otras cosas, la vigilancia, el ingenio y la mente rápida y audaz, condiciones necesarias para el crecimiento, el desarrollo y la perdurabilidad personal y social.
En el país, la comunidad china tiene razones suficientes para desear contar con un espacio idóneo en el que puedan dar la bienvenida a su Año Nuevo 2023, y desde el cual puedan seguir consolidando la presencia y la interrelación que han alcanzado, en los últimos años, en República Dominicana.
Para el último domingo del primer mes de nuestro año, 29 de enero, la comunidad proyecta en el país “una gran celebración del Año Nuevo chino”, en cuyo marco también aprovechará para despedir al primer embajador de la República Popular China, Zhang Run, desde que ambas naciones iniciaron relaciones diplomáticas, el primero de mayo del año 2018.