Para un alto número de quienes deben desplazarse en las vías del Gran Santo Domingo, los principales conflictos y dificultades los constituyen el embotellamiento de calles y avenidas, la poca o nula cortesía y la pobre urbanidad colectiva.
Más allá del tapón y el mal talante de los conductores, hay, sin embargo, una notable escala de conflictos con los que deben enfrentarse los peatones.
Una muestra de ello lo constituye una reunión de la Mesa de Seguridad del Ministerio de Interior y Policía realizada esta semana en la Alcaldía de Santo Domingo Norte.
En este tipo de encuentros, por lo visto, intervienen funcionarios, comunitarios, pequeños empresarios representantes del Ministerio Público, así como de la Policía y la Digesett.
Allí la gente se queja de la operación de pandillas en los barrios, en este caso particular en los sectores Sabana Perdida y Los Guaricanos, en el municipio Santo Domingo Norte, de las que se les dijo a las autoridades “que utilizan niños para asaltar y robar, y los cabecillas a las niñas para relaciones sexuales”.
También fue denunciada la operación de bandas en las escuelas, lo cual constituye una grave denuncia, en vista de que en los centros escolares se supone la presencia de una policía especializada, llamada no sólo a darle un cierto grado de seguridad a profesores y estudiantes, sino a garantizar con su presencia la necesaria disuasión para este tipo de comportamientos.
De acuerdo con información suministrada por el propio Ministerio de Interior, las denuncias en Santo Domingo Norte incluyeron a técnicos contratistas de una de las empresas distribuidoras de electricidad que cobran a los vecinos para reparar averías y hacer conexiones sin contrato.
Si la mitad de las denuncias presentadas pueden ser verificadas con una labor simple de inteligencia, Interior y Policía se encuentra ante la oportunidad de llevarles a los vecinos de Santo Domingo Norte respuestas eficientes.
Como se puede ver, los quebraderos de cabeza de la población son más que el tapón, la política y los planes de reforma.
Roguemos porque este tipo de experiencias se extiendan por todo el país.