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Un proyecto de ley para la comunicación

Patricia Arache Por Patricia Arache
Patricia Arache
📷 Patricia Arache

El pasado día 3 del corriente mes de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, una fecha clave para reflexionar sobre el papel del periodismo en la sociedad y los desafíos que enfrenta la libertad de expresión, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, en respuesta a la histórica Declaración de Windhoek de 1991, que defendía la existencia de una prensa libre, independiente y pluralista.

Este año 2025, la fecha coincidió con el hecho de que en República Dominicana está en el tapete la discusión del proyecto de “Ley de Libertad de Expresión, Medios Audiovisuales y Plataformas Digitales” tendente a actualizar normativas y regulaciones obsoletas aún vigentes en el país, desde hace más de 50 años, sin trasvasar el fino y delicado límite de la censura.

Creo que es un momento interesante para que se produzca esa discusión amplia y sincera para que la sociedad alcance, de una vez y por todas, la legislación que merece en ese sentido, con apego a sus preceptos de libertad y a sus alcances democráticos.

La propuesta legislativa ha sido debatida por una pléyade de profesionales del derecho y de la comunicación, nacionales e internacionales, sobre los cuales no cabe la más mínima duda en torno a sus elevados niveles de responsabilidad y compromiso social e institucional, ni mucho menos sobre su acrisolada reputación moral.

La pieza depositada por el Poder Ejecutivo ante el Senado de la República parece tratarse de un esfuerzo de buena voluntad que recoge pertinentes inquietudes de parte de distintos sectores de la sociedad y que han sido catalizadas por el presidente Luis Abinader, en aras de fortalecer el proceso democrático y de desarrollo que vive la nación.

La carta enviada al Congreso, rubricada por el presidente Abinader, refleja la buena intención de la que está revestido el proyecto, cuya esencia, no obstante, podría correr el riesgo de revertirse si no se agotan con serenidad, prudencia y visión todos los pasos que demandan las circunstancias y el tiempo.

Casi todos los sectores vinculados han validado la propuesta, pero algunos han hecho puntualizaciones que, deben ser tomadas en cuenta al momento de producirse la discusión en el pleno congresual de esa herramienta que, a juzgar por distintas opiniones, procura unir y no dividir a la sociedad.

La legislación vigente en materia de prensa y comunicación en República Dominicana ha quedado rezagada frente a los avances tecnológicos y las nuevas dinámicas informativas y está claro que resulta más que claro que cualquier reforma legal deba preservar el derecho a la libre expresión sin convertirse en un mecanismo de control estatal sobre los medios o de quienes ejercer la comunicación.

La proliferación de la desinformación y los discursos de odio en plataformas digitales ha generado un entorno hostil para el ejercicio del periodismo; la prensa enfrenta amenazas como la manipulación informativa y la misma presión económica, por tanto, la regulación que se produzca debe abordar esos problemas sin comprometer la independencia de los medios.

La ciudadanía debe participar activamente en la discusión sobre la reforma legal, asegurando que se respeten los principios democráticos, porque hoy más que antes es importante estimular el pensamiento crítico y evitar la propagación de noticias falsas.

La creación del Instituto Nacional de Comunicación (Inacom), que contempla el proyecto, pudiera ser una respuesta oportuna a la falta de un instrumento funcional y operativo que no sólo coordine y supervise la participación de los distintos actores en el ámbito de la comunicación social, sino que, además, les facilite la adquisición y actualización de herramientas para el conocimiento que permita elevar los niveles de profesionalidad y de ética existentes.

En torno al proyecto de Ley de Libertad de Expresión, Medios Audiovisuales y Plataformas Digitales, con sus más de 60 artículos, parece haber mucho más consenso que disenso, lo cual puede ser una señal de que se deben seguir escuchando voces, opiniones y visiones en torno a su contenido.

No hay que olvidar que hay controversias que mal manejadas se constituyen en piedras de discordia en los propósitos de alcanzar el avance y el desarrollo que demandan estos tiempos de algoritmos y de inteligencia artificial.

Este es un momento clave para que República Dominicana avance hacia una legislación moderna, que proteja la libertad de prensa y garantice un entorno informativo transparente y seguro. El proyecto de ley representa un avance significativo en la regulación de la comunicación masiva, pero su aprobación dependerá de un amplio consenso entre los sectores involucrados.

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