Con el título “transporte terrestre y planificación urbana: modelo dominicano” asistimos a la XV Jornada de Investigación Científica de la UASD, celebrada los días 17 y 18 de noviembre del pasado 2016.
En nombre de la UCSD, nuestros cordiales agradecimientos a la profesora Miledys Alberto, directora de Investigaciones de esa alta academia anfitriona.
Aunque se trató de un Avance de investigación, en el estudio de entonces se enfocaron algunos de los principales problemas básicos de valores confrontados en el sistema de transporte terrestre de la nación dominicana por los planificadores urbanos, en las últimas décadas.
De continuar en el tema resultará conveniente asociarnos a investigadores con mejor perfil institucional, pues con toda sinceridad el transporte dominicano ha entrado en el llamado “círculo de la violencia”.
Diferente de lo que arguyen las partes en conflicto, consideramos que hay que ocuparse de construir al menos dos sistemas principales: la planificación urbana y la prevención de accidentes, proporcionando informaciones útiles, de manera práctica, para una toma de decisión, sobre una futura política del transporte inexistente.
A partir de estas metas, se propuso hacer una investigación educativa, colaborativa entre el Estado y los contribuyentes, para ciertas medidas de acción. Su alcance será, sin dudas, transversal y etnográfico.
Los que creen que no hay nada positivo que decir del transporte terrestre, sólo se oyen respuestas de un modelo absorbido por la opinión de la gente y de los políticos, en realidad no han discutido nada firme. Las autoridades abandonan el tema en intervalos de tiempo cada vez más grandes.
Las últimas de las realidades es esta “vorágine” que desconcierta a los ciudadanos conductores, afectando sus actividades cotidianas, y también a los usuarios.
Son ya tres mil vehículos incautados, representando costes económico, social y moral, negativos. Todo esto por la culpa de la falta de planificación.
Abogar siempre por un planteamiento que determine si se está en capacidad de asumir la responsabilidad de una planificación basada en elementos formativos, más que represivos; en segundo lugar, para lograr una integración de parte de los ciudadanos, ha de adoptarse muchas estrategias de comportamiento, actitudes que den un giro positivo a la dinámica del problema de transporte.
¿Con qué se hará? Aunque todos han insistido en el modelo instruccional de la formación educativa para que pueda servir de apoyo a transformación y reorganización del transporte; más bien, estos planteamientos deberán ser ante todos de tipo contractual, aunque no se trate de dar cumplimiento a la ley de movilidad terrestre que se está discutiendo en estos mismos momentos en el Congreso de la nación mediante la educación de la ley por sí misma; quizás la población no pueda esperar a que aparezcan los beneficios de una educación vial adecuada, por lo que nuestra premisa inicial consistió en combinar tanto la educación formativa, como la dinámica de una planificación basada en la obligación de cumplir con las nuevas situaciones creadas para su cumplimiento.
Para acabar con la piratería, para dar más seguridad, en Panamá todas las unidades fueron pintadas de amarillo y registradas en una base de datos.
La experiencia que resultará del proyecto debe concentrar tan alto grado de satisfacción que será visto como un gran aporte a la sociedad.
El momento es histórico, pues se trata de resolver un problema de más de medio siglo. Representa recobrar intereses sociales que estaban perdidos: la moral urbana, valores ciudadanos, que aumentan en la ciudadanía una idea de mayor autovalía.