Los peledeístas de ahora cada vez se parecen más a los perredeístas de antes.
Sus pleitos los echan afuera, no importa que se sea miembro del Comité Político o de un simple comité de base.
Empiezan a sentir fascinación por las batallas campales y ellos mismos tienen sus cuadras de rudos y técnicos.
Para más parecerse, quieren jalarse las greñas delante de todos los vecinos, pero quisieran que nadie les dijera nada. Ofenden con virulencia al que hace referencias a sus pleitos.
Llaman enemigo al que les dice que se están peleando y que habitan una casa dividida.
Hasta ahí van muy parecidos al PRD que tanto aborrecía Juan Bosch, muy diferente al que hoy es aliado al PLD.
Hay que sentarse a ver si asumen el vicio perredeísta de preferir a uno de afuera que al adversario interno.