Sully, el perro de una joven pareja, finge estar enfermo para que sus dueños no le dejen solo cuando tienen que acudir a sus respectivos puestos de trabajo.
Kennady Longhurst y Alex Salsberry son los dueños del animal, y antes de salir de su casa observaron cómo su mascota tosía y parecía tener serios problemas para respirar.
Lo llevaron al veterinario y su diagnóstico fue una sorpresa en toda regla: al perro no le pasaba absolutamente nada.