Los haitianos deben de hacer un gran esfuerzo por darle a su crisis una salida tan suya como les sea posible y, para ello, tal vez lo apropiado sea avanzar arrastrando los pies en este momento, lo cual puede ser útil para poner los sentidos al servicio del entorno.
Esto a propósito de la tendencia que ha salido a la luz apenas ha sido constituido el Consejo de Transición, para empezar a lanzar rayos como Zeus desde el Olimpo.
Los integrantes de este órgano harían mucho a favor de la armonía si se quitan los zapatos y con los pies sobre la tierra dedican algunos minutos a examinar su situación, hecha de provisionalidades.
Su propia elección, en un primer momento impulsada desde fuera de Haití, ha encontrado algunas dificultades atribuibles unas al carácter haitiano, y otras a la profundidad de la crisis que los afecta en todos los campos.
La retención del doctor Ariel Henry fuera de su país por tanto tiempo como ha sido posible no es más que un momento coyuntural llamado a propiciar una salida al momentánea al margen de los procedimientos propios de la política haitiana, de los que deriva gran parte de su mala fama.
El Consejo de Transición no es más que una herramienta para el caso presente, con un carácter provisional.
Ojalá no desaprovechen la salida propiciada por su entorno.
