Un país muy especial

Un país muy especial

Un país muy especial

Un viejo comercial protagonizado por una popular figura del humor se sustentaba en la expresión que reza: “este es un país muy especial”.

Cada cierto tiempo nos vemos obligados a repetirla con cierta inclinación a reír para no llorar.

Ocurren situaciones que no encuentran explicación en la lógica convencional.

Por ejemplo, resulta difícil entender que a una empresa privada, a la que se le venden terrenos a precio de vaca muerta y violando la ley, le sea más fácil sacar títulos que al Estado. Eso parece ocurrir en el sector Los Tres Brazos.

También hay que concluir que es un país muy especial cuando se ve a un presidente de la Asociación Dominicana de Profesores, azuzado por un miembro del Comité Político del oficialista PLD (diputados ambos), boicoteando la docencia por su oposición a que los directores de distritos y regionales sean nombrados por méritos.

Esos dos personajes se comportan como retrancas del sistema educativo, propiciadores del clientelismo y las malas prácticas.

Se aferran a la caverna bajo la mirada indiferente de los maestros de las aulas o de esos grupos que tanto lucharon por el 4 % del PIB para la educación (el 26 % del Presupuesto actual).

También se torna difícil de entender que se nombre como viceministro a una persona que guarda prisión por violencia de género, o que se designe cónsul en Haití a una persona a la que en algún momento se le acusó de traficar con ilegales haitianos.

Cosas como esas reiteran que somos un país muy especial.



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