Un país moderno

Un país moderno

Un país moderno

Hay dos realidades laborales que contrastan mucho con los sueños de que los dominicanos alcancemos a vivir, a corto plazo, en un país moderno, sin trabas para su desarrollo sostenido.

Una de ellas  la planteó el ministro de Trabajo, con un 34% de jóvenes que no tienen un empleo digno.

La otra la vemos en las calles y arterias comerciales de la capital e importantes vías del interior, con un ejército de hombres y mujeres jóvenes convertidos en venduteros ambulantes.

Allí va la inmensa cantidad de jóvenes y mujeres, muchos con baja escolaridad, a ofrecer toda suerte de artículos o servicios a cambio de la paga que ofrece el llamado “mercado laboral informal”, una suerte de emprendurismo de la pobreza.

No basta con ofrecer información o preocupación de cómo marcha el desempleo en el país, donde muchos ciudadanos llegan a la ancianidad sin haber tenido nunca un empleo fijo, digno, durante varios años, que les permita tener un retiro amparado por la seguridad social.

 Un país moderno se consigue con inversiones desde el presente, apostando a los apoyos económicos y la inversión del sector privado, con sueldos dignos y que se rijan por una política anual de aumentos e incentivos laborales.

Cuando el ministro de Trabajo plantea una realidad laboral tan deprimente nos damos cuenta que el sueño de un país moderno está muy lejos.



El Día

Periódico independiente.

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