El Día 
Cuando mi amigo me dijo que a su hijo de tan sólo cinco años de edad le exijían en el colegio doce libros para entrar al primer año de la educación básica, más una interminable lista de materiales didácticos, no pude menos que quedarme con la boca abierta ante tan desproporcionado requerimiento.
¡Doce libros para un niño de cinco años! Imagínense ustedes, queridos lectores, cómo serán los cursos subsiguientes, cada vez con mayores exigencias.
Cuando ese estudiante salga graduado de la universidad debería ser, sin duda alguna, un supersabio.
Lamentablemente, todos sabemos que no sucederá así, porque la experiencia nos dice que el producto que sale de nuestras escuelas y universidades es de muy pobre calidad.
Deduzco entonces que la fiebre no está en la sábana y que el elevado número de libros que debe comprar el estudiante no determina la excelencia en los resultados.
Mientras tanto, a los padres de los estudiantes, desde que éstos son pequeñitos hasta que terminan adultos y maduros, se los está llevando el diablo teniendo que gastar una fortuna para que los colegios los admitan.
La lista de libros y materiales que me motiva a hacer este comentario corresponde al Centro Educativo Monitor, donde cada tierno alumno del primer curso debe adquirir sendos libros de Lengua Española, Matemáticas, Sociales, Ciencias Naturales, Caligrafía, Ortografía, Educación Artística, Informática, Inglés, Moral y Cívica, y formación humana y religiosa.
Y de ñapa, los siguientes materiales: cuatro mascotas cosidas de 100 páginas; una mascota sin líneas; una caja de lápices de carbón; una caja de lápices de 36 colores; una regla, un sacapuntas, una Ega, una goma de borrar, una resma de papel bond, ocho cartulinas, un masking tape, un juego de pinceles, papel higiénico, una toalla ¡uf, me cansé!
El presidente Medina ha dicho que la educación será una de sus prioridades. Aquí tiene una muestra de los muchos botones que habría que ajustar.
