
El próximo 16 de agosto, el presidente Luis Abinader cumplirá 5 años dirigiendo el gobierno de la República Dominicana.
Como jefe del Estado ha enfrentado grandes obstáculos que ha transformado en magnificas oportunidades, y, a su vez, han sido aprovechadas con eficiencia y precisión.
El contexto de las elecciones de 2020, ampliamente discutido, estuvo matizado por varios hechos políticos y sociales trascendentes: el entonces oficialismo sufrió una ruptura interna que terminó comprometiendo sus resultados electorales; la suspensión de las elecciones municipales por imperfecciones en el sistema automatizado; y la llegada de la covid-19.
Este ultimo acontecimiento reconfiguró la vida de los ciudadanos, y con ello, la manera de interactuar en sociedad.
El presidente Abinader, con una amplia coalición de partidos, encabezados por el PRM, logró conectar con el discurso de cambio y renovación que demandaba la sociedad dominicana respecto de la administración pública.
Tras una solución de primera vuelta electoral llegaba, por primera vez, un partido de recién formación del sistema a dirigir los destinos nacionales, junto al primer presidente nacido posterior a la histórica guerra civil de abril de 1965.
Los primeros desafíos
Estrenar un período gubernamental en medio de una compleja crisis sanitaria le confirió al Gobierno amplios retos: en primer orden, controlar la propagación del virus, mantener los confinamientos y preparar el protocolo para la vacunación, mientras la economía seguía detenida.
La joven administración recibió un contexto global complejo: externamente, la cadena de suministros ralentizada; e internamente, sosteniendo la economía de los hogares de gran parte de los segmentos poblacionales a través del modelo de subsidios, que, con la prolongación del período pandémico, se volvía insostenible.
Empero, el Gobierno de la República Dominicana pasó su primera gran prueba. Nos constituimos en el más exitoso país de la región en el combate a la covid; nos abrimos al turismo, a las zonas francas, a la inversión extranjera directa, y ese clima de confianza externa propició la más ágil y resuelta recuperación económica, siendo ampliamente reconocida por importantes instituciones responsables del monitoreo de las economías mundiales.
Institucionalidad
Uno de los valores distintivos de la presente gestión de gobierno es haber colocado la institucionalidad en el centro de sus políticas públicas. Medidas tan esenciales como la independencia del Ministerio Público, producto de la modificación constitucional del pasado año; la reestructuración de la Cámara de Cuentas; la aprobación, después de más de dos décadas de estudio, del nuevo Código Penal; la escogencia de jueces para las altas cortes por los méritos profesionales y no por afiliaciones políticas; la creación del Gabinete de Transparencia, Prevención y Control del Gasto, entre otras medidas que han fortalecido la institucionalidad democrática del país.
Economía
La pandemia trajo consecuencias económicas. Una estridente estimulación generalizada y efectuada por los bancos centrales a nivel mundial, provocó un crecimiento intempestivo de la inflación en las economías desarrolladas, generando, por consiguiente, alarma inmediata en países en vía de desarrollo como el nuestro.
El Gobierno, teniendo esta crisis desde el primer día de la gestión, recibió una nueva incidencia externa: la invasión rusa a territorio ucraniano, en febrero de 2022.
El presidente, ante estas nuevas exigencias imprevistas, mantuvo, junto a su equipo de gobierno, una correcta política económica, obteniendo apreciables niveles de crecimiento, focalizando subsidios en combustibles y alimentos, al tiempo de que recuperaba y creaba nuevos puestos de trabajo en áreas formales de la economía.
De infraestructura, viviendas y energía
Estos años de ejercicio han permitido desarrollar proyectos de infraestructura fundamentales, como las extensiones de la UASD en Elías Piña, Montecristi, Dajabón, Pedernales, Hato Mayor, Independencia, San José de Ocoa, Hermanas Mirabal y El Seibo. Los teleférico de Los Alcarrizos y Santiago.
Mientras se agiliza la construcción del monorriel, han sido concluidas la circunvalación de Azua y la de Baní.
El plan “Dominicana se Reconstruye” ha logrado reparar más de 50 mil viviendas en todo el territorio nacional; a través del proyecto “Mi Vivienda” se han construido más de 5,500 unidades; en el programa “Familia Feliz” y el Gabinete de Política Social han sido levantadas más de 15 mil unidades habitacionales. Desde el Gabinete de Energía se han aprobado más de 30 proyectos solares y eólicos, sólo en el primer cuatrienio.
En materia de innovación y digitalización de los procesos en el Gobierno central, la Dirección de Aduanas y la de Impuestos Internos, han modernizado sus plataformas, permitiendo procesos más ágiles y fluidos.
La operatividad ha mejorado sustancialmente a través de “Burocracia Cero”, simplificando procedimientos que permiten al usuario avanzar en la permisología para proyectos y la obtención de documentos.
El turismo avanza; la política social es sostenida e incluyente; la cultura se proyecta nacional e internacionalmente; el agua potable continúa llegando a nuevas comunidades, impactando la vida de miles de familias que años atrás no recibían el servicio.
En la salud pública se ha avanzado en el remozamiento y construcción de nuevos hospitales; se ha fortalecido la atención primaria, conjuntamente con la ampliación del Seguro Nacional de Salud que ha sido extendido a más de 7.6 millones de dominicanos.
Seguridad y frontera
Una de las políticas de Estado que más consistencia ha mostrado el gobierno de Abinader es el Plan de Seguridad Pública y de Transformación de la Policía Nacional.
Una mejora en los salarios, equipamientos, entrenamientos y una robusta capacitación de los agentes; la construcción y remozamientos de más de 120 cuarteles policiales.
Todo este esquema transformador va acompañado de un celoso y riguroso seguimiento, en compañía de todas las agencias de seguridad del Estado.
Otro tema de gran calado en la agenda pública es la situación migratoria y de descalabro institucional del Estado haitiano.
El presidente Abinader ha sido enfático dentro y fuera del país, promoviendo la necesidad de una intervención de la comunidad internacional en un problema que escapa del alcance dominicano.
Este último lustro ha sido de grandes conquistas, de retos permanentes y asuntos pendientes que la sociedad demanda y espera. Hay procesos que mejorar, acciones que corregir y soluciones que no podemos permitir que agonicen en la impaciencia de la gente.
Al presidente y su gobierno le restan tres años, tiempo suficiente para que, con voluntad, propósito y una línea diáfana de actuación, sigamos trillando por los caminos del desarrollo, el crecimiento y la prosperidad.