Un insistente activismo que puede pasar factura

Los proyectos políticos dentro del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) evidencian en los últimos dos meses un insistente activismo que, más allá de mostrar ocupación de cara a la contienda interna con miras al 2028, está dando signos de una lucha sin cuartel.
Si bien es cierto que establecer desde temprano contacto con las bases sociales y dirigentes partidarios es una tarea ineludible para un proyecto presidencial, no menos cierto es que la prudencia, el trabajo sigiloso, estratégico sin estridencia, es una etapa que no se debe saltar y parecería como que esto no se está tomando en cuenta.
A la mayoría de los proyectos activos, parecería que se les está olvidando un elemento básico: la actual gestión de gobierno.
Esté usted o no de acuerdo, al final este elemento será el mayor impulso o la más grande retranca que tendrá cualquier aspiración oficialista.
Sin embargo, esto, cada vez se está dejando más de lado, al punto que hay más exposición particular de los potenciales precandidatos cada fin de semana que de los temas colectivos gubernamentales.
Y estamos hablando de un momento en el que el actual gobierno aún no cumple el primer año de su segundo periodo.
¿Qué pasará entonces en el 2026? ¿Será un año exclusivo de activismo extemporáneo? Sin dudas, se trata de un camino que de no repensarse pudiera pasar factura a quien sea electo precandidato o precandidata, en vista de que se pudiera seguir dejando de lado el activo más importante para las aspiraciones: el legado de gobierno.