La Asamblea Nacional aprobó varios aspectos de la propuesta de reforma constitucional que ha sometido el Poder Ejecutivo con algunos ligeros cambios no sustanciales.
Mientras los asambleístas debatían en el salón de la Asamblea, en el Palacio Nacional se presentaba el proyecto de reforma fiscal en lo referente a la parte tributaria.
Dos reformas importantes cursaban el mismo día y por algunas horas de manera simultánea, quizás sin que muchos tomaran conciencia del momento histórico que vivía el país.
Los efectos de ambas acciones tendrán un impacto trascendente en el desarrollo institucional y material de los dominicanos.
La reforma Constitucional incluye eliminar el fantasma de futuras reformas para intaurar modelos acomodaticios sobre la reelección, pero también transforma la forma de designación del Procurador General de la República, reduce la cantidad de diputados, unifica las elecciones y crea la figura del Abogado de la Administración Pública frente al Tribunal Superior Administrativo.
Eso está a punto de ser un hecho. Lo otro todavía es propuesta.
El proyecto de reforma fiscal elimina la mayoría de las exenciones fiscales, pero también simplifica algunos aspectos de la administración tributaria.
Son reformas importantes que se dan sin que exista crisis política o económica.
Esperamos que prolonguen y afiancen la estabilidad que en ambos aspectos ha vivido el país desde hace varios años.
