El problema fundamental que ha confrontado la administración Medina en su segundo mandato es de credibilidad, pues se le atribuye la capacidad de pregonar algo y hacer lo contrario.
Esa convicción popular se enraizó con la reinstauración de la reelección en la reforma constitucional de 2015, a pesar de que el presidente Danilo Medina había pregonado a los cuatro vientos el porqué no era conveniente.
Restaurar la credibilidad perdida requiere un largo proceso, actuando con transparencia y cumpliendo lo prometido.
Gobernar un pueblo que no le cree es una tarea casi imposible para cualquier dirigente en tiempo de paz.
El Gobierno tiene un déficit de confianza, el cual se incrementa con trespatinescas argumentaciones como las ofrecidas por la expresidenta de la Cámara de Diputados , por demás, hermana del Presidente, Yomaira Medina.
El demoledor peso de los argumentos empiedra el camino de buscar la reelección a través del Tribunal Constitucional, pero las acciones pasadas hacen que la gente entienda que se podría intentar transitar, aunque destruya una guagua que se ponga en reversa.