Un dato en el censo

Un dato en el censo

Un dato en el censo

Si como reflejan los números del Décimo Censo de Población y Vivienda, la población dominicana ha empezado a mostrar una desaceleración notable, este hecho puede ser explicado por una de dos razones: una fuga hacia el exterior o efecto del bienestar.

Hace bastante tiempo, décadas podemos decir, se nos ha estado hablando de la expansión sostenida de la economía dominicana, y a ojos vistas, es notable la transformación de la vida y las maneras de vivirla, muchas de ellas explicables desde el punto de vista del bienestar de los individuos y de los colectivos.

La expansión urbana, las grandes inversiones públicas y privadas en la construcción de habitacionales deben ser un síntoma de la vitalidad del mercado, como los son las grandes plazas comerciales.

Otros muchos elementos pudieran ser tomados como indicios no sólo de la transformación social impulsada por la mejoría económica en la población, pero de momento miremos en las grandes avenidas, insuficientes para soportar con eficiencia la cantidad de vehículos de motor, las autopistas sometidas a ampliación y las calles de los barrios atestadas de carros y yipetas a todas horas.

Si el pueblo dominicano tiende a encogerse en términos demográficos y la causa no es una fuga poblacional catastrófica, las políticas públicas deben ser orientadas a prevenir los efectos negativos derivados de este hecho.
Y una de ellas debe ser la orientación de la salud pública hacia las atenciones geriátricas.

Otra, la educación como herramienta preventiva de los efectos negativos del bienestar, que los tiene, muy especialmente en la salud física y mental.

Desde luego, también debe ser proyectado un sector de servicios o atenciones calificadas, porque lo otro es permitir o propiciar el fomento de una inmigración necesaria, pero indeseada por masiva, descontrolada y de mala calidad.