Un chiste convertido en realidad

Un chiste convertido en realidad

Un chiste convertido en realidad<BR>

Seguramente que la mayoría de ustedes, amables lectores, recuerdan aquel chiste, muy difundido por la internet, del niño que, avergonzado porque su papá era congresista, prefirió decir en la escuela, ante la maestra y sus compañeritos, que el oficio de su padre era realizar actos pornográficos e indecentes en un cabaret de mala muerte.
Como chiste podía pasar, aunque algunos pudieran considerarlo muy fuerte y desconsiderado. Pero compararlo con la realidad parecía exagerado, a todas luces.
Sin embargo, como suele decirse cuando hablamos de novelas y películas fantasiosas, a veces la ficción supera a la realidad. Y esta es una de esas veces.
No se trata de una novedad, porque los excesos y abusos en que incurren nuestros legisladores en lo que se refiere  a sus emolumentos –menos un puñado de excepciones- han sido denunciados y criticados de manera reiterativa, sin que ellos se hayan molestado siquiera en dar explicaciones.
Pero esta vez se han revelado cifras, prebendas, barrilitos, nepotismo, exoneraciones, etcétera, y suman millones de pesos los valores que se embolsillan senadores y diputados sin merecerlo, mientras el país anda mendigando ayudas para enfrentar pobremente los principales problemas nacionales.
Es hora ya de que se pongan topes razonables a lo que puede devengar cada funcionario público. Lo malo es que los honorables senadores y diputados son quienes hacen las leyes y tienen la sartén por el mango.
¿Dónde está el Chapulín?



El Día

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