Estamos viviendo un momento en que el mundo está raro, tan sólo hay que señalar la situación de muertes e incertidumbre que genera la Covid-19 y aquí la gente quiere que su presidente lo haga bien.
Tenemos un país que quiere que su presidente, Luis Abinader, salga bien, lo haga bien, porque hasta ahora hay consenso de que lo está haciendo de forma diferente a los demás que han ejercido el poder en esta República Bananera.
Pocas veces en el país, nuestra República Dominicana, la gente se identifica tan rápido con un mandatario, en apenas 3 meses de su gestión y eso, creo, que es el resultado de cómo se están enfrentando los problemas de salud, educación, la economía y la seguridad ciudadana.
Algo que surge en cualquier conversación, sin importar el nivel de escolaridad, sector económico o social de los que intervienen, es que hay un hombre en la administración de la cosa pública con un estilo diferente, pero positivo, por la cercanía de sus acciones y palabras con el pueblo.
Un pueblo que se identificó, como pocas veces, en mi humilde desarrollo político-profesional, con su comparecencia al país en sus primeros 100 días como mandatario, utilizando una ambientación nunca vista y más aún, el lenguaje empleado para explicar lo que desde el gobierno se hace y se hará para que la alegría se convierta en felicidad de las familias dominicanas.
Hablando, viendo y escuchando a la gente de cómo valoran al ciudadano presidente de la República, Luis Abinader, desde la galería en mi casa de Fantino, cuando el sol no había asomado en el horizonte del sábado 21 de noviembre, debo asumir que el hombre y la mujer, sin importar el estrato social en que se ubiquen, confían en que la conducción del país, del Estado, de la Nación, se encaminan a puerto seguro a pesar de lo raro que anda el mundo en este año 2020.
*Por Abigail Peña.
