Un año escolar complejo
Cada dominicano interesado en el bienestar del país debe estar consciente de que el mundo ha afrontado retos inéditos por la pandemia del Covid-19.
El estilo de vida cambió.
La cotidianidad cambió.
Muchos de esos cambios han obligado a tomar medidas inspiradas en el sentido común, pues por ser una situación inédita en el mundo no hay estudios ni referentes.
La educación preuniversitaria y universitaria se han visto en la obligación de transformarse sobre la marcha.
Han debido abandonar la presencialidad predominante desde el inicio de la sistematización de la enseñanza.
La educación preuniversitaria y universitaria han tenido que volcarse a la virtualidad de manera repentina y sin preparación.
República Dominicana no ha sido la excepción. El sistema educativo ha tenido que someterse a un cambio de modalidad de manera inesperada.
Han asumido un reto para el cual ningún país estaba preparado, con el agravante de que no hay referente.
Las autoridades han invitado a toda la nación a integrarse a una cruzada nacional para abordar los desafíos que ha traído la pandemia.
Sacar adelante el programado año escolar es tarea de todos, sabiendo que se está frente a decisiones sin laboratorio.
Probablemente las medidas adoptadas, al momento de ejecutarse, requieran ajustes. Hagámoslos de manera entusiasta.
Acompañemos a nuestros profesores en su proceso de inducción, acompañemos a otros padres en las adecuaciones para tutelar a sus hijos, apoyemos a las autoridades que se esfuerzan por salvar el año escolar.
La educación es responsabilidad de todos.
Estamos llamados a apoyar los esfuerzos por reducir a su mínima expresión los efectos de la pandemia en el rendimiento escolar.
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