Estamos a punto de cerrar un año que puso a prueba a las economías, a los gobiernos y a las sociedades del mundo entero.
Un año marcado por tensiones globales, incertidumbre financiera y un entorno internacional complejo, en el que la inflación golpeó con fuerza a la mayoría de los países, erosionando el poder adquisitivo, alterando mercados y desafiando la estabilidad social.
República Dominicana no estuvo al margen de ese contexto. Como economía abierta e integrada al mundo, sintió los efectos del encarecimiento de los alimentos, la energía y las tasas de interés. Sin embargo, el impacto fue significativamente menor que en la mayoría de nuestros socios comerciales y países de la región. La inflación, aunque presente, fue contenida; la estabilidad macroeconómica se preservó y la confianza en el país se mantuvo.
Ese resultado no fue casual. Fue producto de decisiones oportunas, de una política económica responsable y de una institucionalidad que ha ganado solidez en los últimos años. En medio de un escenario internacional adverso, República Dominicana logró sostener el crecimiento, proteger el empleo y evitar desequilibrios mayores.
A la par de ese manejo interno, el país consolidó su posición como destino atractivo para la inversión extranjera y el turismo. La confianza de los inversionistas y de millones de visitantes es, en sí misma, una validación del rumbo seguido.
También ha sido un año de avances en el plano institucional. El fortalecimiento del Estado, la mejora en los procesos públicos y la continuidad democrática han permitido proyectar una imagen de estabilidad que resulta clave en tiempos de volatilidad global.
Esa estabilidad ha servido de base para que el país afiance un liderazgo geopolítico creciente en América Latina y el Caribe, actuando como interlocutor confiable, economía resiliente y punto de referencia regional.
Nada de esto significa que los retos hayan desaparecido. Persisten desafíos sociales, económicos y estructurales que exigen atención constante. Pero cerrar el año reconociendo lo avanzado es una forma honesta de valorar la capacidad del país para enfrentar dificultades y salir fortalecido.
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