DONETSK, Ucrania.-Ucrania pidió este jueves ayuda militar «de envergadura» tras acusar a Rusia de hacer penetrar tropas en el este del país, lo que fue desmentido por Moscú.
Los temores de guerra abierta entre ambos países crecieron en las últimas horas, con acusaciones detalladas de parte de la Otan, que asegura que son más de 1.000 los soldados rusos en la zona.
El Consejo de Seguridad de la ONU se disponía a celebrar una reunión de urgencia, y la Alianza Atlántica anunció que sus embajadores se reunirán el viernes. La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió la Unión Europa discutirá la posibilidad de «nuevas sanciones» contra Moscú.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, anuló el jueves su visita a Turquía y reunió de urgencia su Consejo nacional de Seguridad y Defensa ante el «deterioro rápido de la situación» por «la entrada de tropas rusas».
«Está claro que la situación es extremadamente complicada (…) pero controlable, lo suficiente para no caer en el pánico y guardar la cabeza fría» declaró Poroshenko al inicio de la reunión, después de anunciar consultas entre los estados mayores ucraniano y ruso el jueves.
«Estamos en condiciones de defendernos» añadió. Poroshenko mencionó, sin más precisiones, que había negociaciones sobre suministro de armas y medios de reconocimiento a su país. Al mismo tiempo, su gobierno reinstaurará el reclutamiento forzoso a partir del otoño. El ministerio de Defensa ruso salió al paso de las acusaciones.
«La información no tiene relación con la realidad», aseguró el portavoz del ministerio, Igor Konashenkov. Las unidades militares que según Estados Unidos han cruzado la frontera están realizando «ejercicios tácticos propios, fuera de esa zona».
Según las autoridades ucranianas, las «tropas rusas» en su territorio habían tomado el control de la ciudad fronteriza estratégica de Novoazovsk, ciudad costera de 11.000 habitantes a unos 100 km al sur del bastión rebelde de Donetsk.
Periodistas de la AFP ya habían constatado el miércoles que los insurgentes habían tomado posiciones en la carretera entre Donetsk y Novoazovsk, donde todos los retenes están ahora en manos de los rebeldes prorrusos.
Poroshenko evocó igualmente la toma de las localidades de Amvrosiivka y Starobecheve, al sureste de Donetsk, donde la AFP constató que el ejército ucraniano había abandonado armas y municiones en gran cantidad, lo que indicaría una retirada precipitada.
El portavoz militar ucraniano, Andrii Lyssenko, indicó que un «batallón táctico de las fuerzas armadas rusas» había desplegado un «cuartel general» en la periferia de la localidad de Pobeda, situada a 48 km al sureste del bastión de los rebeldes en Donetsk.
Soldados rusos «de vacaciones» en Ucrania
El primer ministro británico, David Cameron, advirtió que la incursión rusa, de la que hay «cada vez más evidencias», tendría consecuencias.
El presidente francés, François Hollande, subrayó que la presencia de soldados rusos en territorio ucraniano era «intolerable» y el jefe de gobierno italiano, Matteo Renzi, llamó al presidente ruso Vladimir Putin para advertirle que «se trataba de una escalada intolerable».
«Se nos han unido muchos soldados rusos que prefieren no pasar sus vacaciones en la playa, sino en las filas con sus hermanos luchando por la libertad del Donbass», dijo Alexander Zajarchenko, «primer ministro» de la autoproclamada República Popular de Donetsk en un comunicado publicado en internet.
Las inquietudes se multiplican sin embargo en Rusia, donde decenas de esposas de soldados rusos manifestaron el jueves en Kostroma (330 kilómetros al norte de Moscú) para exigir explicaciones sobre la suerte de sus seres queridos.
Quince civiles murieron el jueves en bombardeos contra varios barrios de Donetsk. Las autoridades habían anunciado anteriormente la muerte de 11 personas en las últimas 24 horas.
Los combates entre el ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania dejaron más de 2.200 muertos desde mediados de abril, la mitad de ellos en el último mes, según la ONU.