La maldición del cero en la NBA: jugadores víctimas del tendón de Aquiles

Jugadores se perderán toda la temporada del 2026, representando un problema para los Pacers de Indiana, Milwaukee Bucks y Boston Celtics
La lesión de Tyrese Haliburton, estrella de los Indiana Pacers, en el inicio del séptimo y decisivo partido de las Finales de la NBA 2025 ante los Oklahoma City Thunder, confirmó dos realidades inquietantes: las lesiones graves siguen golpeando con alarmante frecuencia, y hay un dorsal que parece estar maldito.
Tyrese Haliburton, como Damian Lillard y Jayson Tatum, cayó víctima de una rotura del tendón de Aquiles. Los tres jugadores tienen algo en común, además del talento: el dorsal número 0.

Corría el minuto siete del primer cuarto en el Paycom Center cuando Haliburton intentó dejar atrás a Shai Gilgeous-Alexander. Tras una rápida aceleración, se lanzó en plancha, pero algo explotó en su pierna derecha.
Su reacción inmediata golpeando el parquet con el puño lo decía todo. Aun jugando con molestias en el gemelo izquierdo, el base se sabía al límite. Salió entre gestos de dolor, arropado por sus compañeros.
No volvió. Horas después, se confirmaban los peores presagios: rotura completa del tendón de Aquiles y un tiempo estimado de baja de entre 9 y 12 meses. Devastador.
Lea: Oklahoma City Thunder se proclama campeón de la NBA
La imagen no era nueva en estos playoffs. Damian Lillard, base de los Bucks, sufrió la misma dolencia en la primera ronda ante los propios Pacers. Una jugada explosiva terminó con el veterano base sentado en la pista, incapaz de apoyar el pie. Jayson Tatum, la gran figura de los Celtics, también se desmoronó durante la serie ante los Knicks en el Madison Square Garden. Fue operado al día siguiente tras romperse el tendón en la pierna derecha.

¿Casualidad… o maldición?
Los tres comparten una estadística maldita: usan el número 0. El dorsal que muchos eligen como símbolo de reinvención, de haber salido de la nada, se ha convertido en estos playoffs en un símbolo de tragedia.
Lillard, con 34 años, era quizás más vulnerable por la edad. Pero Tatum (27) y Haliburton (24) representan la nueva generación, jóvenes, con gran carga de minutos acumulados y aún así víctimas del mismo destino.
Un problema estructural
Pese a los esfuerzos recientes de la NBA por reducir la fatiga como la disminución de los «back-to-backs» y una mejor planificación de viajes, los jugadores de hoy están en pista un 10% más que hace una década.
Las cargas físicas y emocionales, el ritmo vertiginoso del juego moderno y la presión competitiva han hecho del baloncesto una disciplina más exigente que nunca.
Las roturas del tendón de Aquiles, tradicionalmente asociadas a jugadores veteranos como Kobe Bryant (a los 35 años), ahora golpean sin piedad a figuras en su plenitud física. Son lesiones demoledoras: comprometen fuerza, explosividad y recuperación, y muchas veces cambian para siempre la trayectoria de un jugador.
Un verano complicado para varias franquicias
- Indiana Pacers, que llegó a las Finales con una sorprendente irrupción en el Este, deberá ahora buscar un base titular que cubra la ausencia de su líder durante toda la próxima temporada.
- Milwaukee Bucks, que apostó todo con Lillard, vuelve a ver su proyecto frenado en seco por una lesión.
- Boston Celtics, pese a su profundidad de plantilla, tendrá que enfrentar la reconstrucción parcial de un equipo sin su máxima estrella.
La tragedia de 2025 recuerda a la de las Finales de 2019, cuando Kevin Durant, entonces en los Warriors, sufrió la misma lesión en el peor momento. Esta vez, tres figuras han caído, y la NBA cierra sus playoffs con una pregunta incómoda: ¿se puede seguir exigiendo tanto sin consecuencias?
Por ahora, lo único cierto es que el dorsal 0, alguna vez símbolo de origen humilde y resiliencia, ha terminado esta postemporada como un número cargado de sombras.