“Lo que se transforma adentro puede ser visto desde afuera”. Atiye. Es como una casa, que aun estando cerrada, sus luces pueden ser vistas desde afuera. Cuando trabajamos en la persona que queremos ser, los logros que alcanzamos sin importar lo pequeños que sean, empiezan a visualizarse desde afuera.

Piénsalo: si vas al gimnasio en unos pocos días los resultados comienzan a ser vistos. Si trabajas con tu ánimo, rápidamente todos comienzan a elogiar tu serenidad.

Los seres humanos siempre podemos ser mejores versiones de nosotros mismos pero debemos tomar tiempo para reflexionar sobre aquello que nos mantiene anclados en realidades limitantes.

Los traumas, al igual que los genes, pueden transmitirse por generaciones hasta que las cadenas sean rotas, y el orden sea restaurado desde el amor.

Tal como dice el final de la serie El Regalo: “Conéctate de amor para que el universo te abrace y te proteja. Para que el (Universo) te abrace con sus amorosos brazos. No solo disfrutes en la alegría y el placer, sino en la sombra, el luto y el peligro. Disfruta… solo así podrás vivir una vida plena. No tengas miedo solo encuentra quien eres y abre tus alas a la vida”.

¿Quién soy? Esa pregunta no siempre tiene respuesta a la primera, lo que significa que es tiempo de reflexionar en los detalles de quién soy, de dónde vengo, cuál es mi propósito en la vida.

Saber más sobre el origen de nuestro clan familiar ayuda a esclarecer nuestro mapa; esa luz y fuerza interna que nos mueve puede que esté oculta pero sigue ahí dentro de ti y solo necesita ser recordada y atizada. La biodescodificación, la programación neurolingüística, las constelaciones familiares y psicología sistémica son herramientas que están ahí para ti y los tuyos.