HANOI, VIETNAM.-El presidente estadounidense Donald Trump llegó a Vietnam para una segunda reunión hoy con el líder de Corea del Norte Kim Jong Un en la que buscará convencer a Pyongyang de que abandone sus armas nucleares a cambio del levantamiento de sanciones a su vapuleada economía y mejore las relaciones con Estados Unidos y otras naciones.
El enviado especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Stephen Biegun, lleva ya cinco días en Hanoi negociando con los norcoreanos los detalles de la cumbre.
Según informes de la prensa surcoreana, la cita podría concluir mañana con la firma de una declaración de paz en la península coreana, un documento político y no vinculante, pero que tendría un peso simbólico claro en una región que sigue técnicamente en guerra desde el armisticio de 1953.
También se espera que Estados Unidos y Corea del Norte establezcan oficinas “de enlace” en sus respectivas capitales, un primer paso en el camino para iniciar relaciones diplomáticas entre los dos históricos enemigos.
A partir de esta noche, con una cena a la que asistirán dos altos cargos estadounidenses -el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe de gabinete en funciones de la Casa Blanca, Mick Mulvaney- ambos mandatarios abordarán a lo largo de dos días cómo hacer avanzar el proceso de negociación que comenzaron en junio del año pasado en Singapur.
Tanto Trump como Jong Un deben llegar a acuerdos concretos, o arriesgarse a que el proceso pierda credibilidad.
Para Estados Unidos implica que Pyongyang se deshaga por completo de sus armas nucleares, de manera verificable.
Para Corea del Norte, el proceso debe incluir el fin de la amenaza militar estadounidense contra su territorio y el desmantelamiento del régimen de sanciones.
Kim llegó a Vietnam acompañado de toda su plana mayor.
Entre ellos le acompañan su hermana y confidente, Kim Yo-jong, y su jefe de gabinete, Kim Chang-song.
Peticiones lógicas
— Negociación
Corea del Norte tiene muy claro los puntos a negociar: que se levante a corto plazo las sanciones económicas y el retiro de los 28,500 soldados que se mantienen en las bases militares de Corea del Sur.