Florida.- En un hecho histórico, Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales de Estados Unidos, venciendo a la demócrata Kamala Harris y asegurando su regreso como presidente, ahora como el número 47 en ocupar el cargo.
Trump no solo logra lo que muy pocos en la historia política de su país han alcanzado, sino que también se convierte en una barrera que, en dos ocasiones, ha impedido que una mujer llegue a la presidencia de Estados Unidos.
La primera ocasión fue en 2016, cuando Trump derrotó a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton, quien había sido primera dama y secretaria de Estado. En aquella ocasión, la victoria de Trump generó un profundo impacto, pues Clinton había liderado las encuestas hasta pocos días antes de las elecciones, y para muchos, representaba la oportunidad histórica de romper el «techo de cristal» y llevar a una mujer a la Casa Blanca por primera vez.
Sin embargo, el ascenso de Trump desvió esa posibilidad, marcando el inicio de un mandato lleno de controversias, decisiones polarizantes y un cambio de rumbo en la política estadounidense.
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En esta segunda ocasión, Trump ha repetido el guion, ahora enfrentándose a Kamala Harris, quien fue la primera mujer en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos, y había asumido el rol de candidata presidencial luego de que el actual presidente, Joe Biden, decidiera no buscar la reelección.
Para los demócratas, Harris representaba una oportunidad de continuidad en las políticas de Biden y una figura que no solo rompería el techo de cristal, sino que también traería consigo la representación de minorías étnicas en el puesto más alto de la nación.
El segundo que regresa
Con esta victoria, Trump se convierte en apenas el segundo presidente en la historia de Estados Unidos en regresar al cargo después de haber dejado la Casa Blanca. Este logro lo coloca junto a Grover Cleveland, quien fue el único presidente hasta ahora en haber servido dos mandatos no consecutivos, de 1885 a 1889 y luego de 1893 a 1897.
La victoria de Trump en estas elecciones refleja una base de votantes fieles que, a pesar de su derrota en 2020, mantuvieron su apoyo, siendo una señal de la profunda polarización y de los temas que continuarán marcando la agenda estadounidense.