JERSEY CITY, New Jersey, EE.UU. — Fue el tema que impulsó la campaña Donald Trump: Construir un muro a lo largo de la frontera sur, hacer que México lo pague y expulsar a todas las personas que viven en Estados Unidos de manera ilegal con ayuda de una “fuerza de deportación”.
Ahora, cuando faltan 10 semanas para las elecciones presidenciales, Trump pare estar totalmente indeciso sobre el asunto. Ante preguntas apremiantes que se le plantearon durante una sesión abierta organizada la semana pasada por Fox News, el magnate procedió a sondear detenidamente al auditorio sobre la suerte de unas 11 millones de personas que están en esa situación.
Trump tiene previsto ahora pronunciar el miércoles un discurso importante en el que previsiblemente aclarará finalmente su postura sobre la inmigración ilegal.
Los partidarios del magnate esperan de él una posición firme y decisiva. Pero para los detractores, muchos ya dispuestos a votar contra él, las vacilaciones de Trump en lo que ha sido el tema distintivo de su campaña parecen una advertencia de su incapacidad para asumir un elemento central de cualquier presidente: tomar decisiones.
La situación también subraya el poco tiempo que el equipo de campaña de Trump ha invertido en preparar los puntos esenciales de lo que él haría como presidente, en especial cuando se hace una comparación con los planes más detallados de su rival demócrata Hillary Clinton.
“Es simplemente desconcertante”, dijo Lanhee Chen, que ha trabajado como asesor de políticas con varios candidatos presidenciales republicanos. “Este es el tema que lo llevó a la prominencia en las elecciones primarias y el tema en el que continúa apostando demasiado en su campaña”.
Trump jamás ha sido el tipo de candidato que guste de los libros gruesos de políticas. De hecho, el magnate se ha mofado de Clinton en este aspecto.
“Ella tiene personas sentadas en cubículos que escriben políticas todo el día. Nada de eso va a pasar. Es sólo un desperdicio de papel”, declaró Trump en junio a la revista Time.
“A mis electores no les importa y al público tampoco. Ellos saben que vas a hacer un buen trabajo cuando estés ahí”.
A la fecha, el equipo de campaña de Trump ha difundido sólo siete propuestas de políticas en su página web, para un total de poco más de 9.000 palabras. En la de Clinton hay 38 temas, desde esfuerzos para curar la enfermedad de Alzheimer hasta Wall Street y una reforma a la justicia penal.
Y su campaña se jacta de que ha difundido 65 documentos de políticas, para una total de 112.735 palabras. La nueva directora de campaña de Trump, Kellyanne Conway, ha dicho que le ha solicitado al candidato que haga planteamientos más específicos.
Sin embargo, las posturas de Trump en numerosos temas continúan siendo vagas en el mejor de los casos. Hasta hace poco, no había dudas de la postura de Trump respecto a la inmigración ilegal.
El muro se construiría —México lo pagaría— y las 11 millones de personas que viven en el país ilegalmente tendrían que irse. Pero durante los meses del verano boreal, Trump empezó a insinuar en conversaciones a puerta cerrada con líderes hispanos que podría estar abierto a suavizar su postura.
El 20 de agosto se reunió con algunos legisladores y empresarios hispanos, y algunos salieron con la misma impresión. Al día siguiente, su gerente de campaña dijo que la postura de Trump sobre deportaciones aún estaba “por determinarse”.
Ari Fleischer, subsecretario de prensa de la Casa Blanca durante el gobierno de George W. Bush, dijo que la confusión que existe sobre los planes de Trump para la inmigración pone de relieve “el riesgo de elegir a alguien cuya candidatura se basa en la personalidad y la imagen, y no en su experiencia y conocimiento de políticas”.
Además, Chen dijo que si Trump llega a la Casa Blanca sin planes detallados podría estar acotado en sus logros, ya que el poder de un presidente está en su ápice en sus primeros días. “Si no puedes arrancar encarrilado, lo más probable es que encuentres mucha resistencia si te sientas a estudiar algo los primeros 100 días”, dijo.