Entre los forjadores de nuestra independencia hay que contar, sin ninguna duda, con el talento visionario e independentista de Juan Pablo Duarte, el valor y el arrojo de Ramón Matías Mella, y sobre todo de Francisco del Rosario Sánchez, que ofrendó a la patria el mejor tesoro de un ser humano, su vida, en beneficio de la libertad.

El pasado del pueblo dominicano está lleno de hombres y mujeres que emprendieron, a una corta edad, hechos heroicos, sin medir consecuencias o peligros. De manera que las nuevas generaciones deben conocer el precio que se pagó por la libertad que tenemos hoy. Así sabrán defender el presente y trabajar por un futuro promisorio, y que a la vez contribuya a consolidar las estructuras de un Estado en el que haya un respeto pleno a los derechos humanos.

Honrar a los padres de la patria y la bandera nacional en este trimestre que corre hasta marzo, con la conmemoración del 204 aniversario del natalicio de Francisco del Rosario Sánchez, también significa volver la vista hacia el pasado.

Los festejos patrios de este periodo nos deben llevar a la movilización constructiva en ideas y acciones. Eso significa que todos, desde nuestros líderes y gobernantes, debemos asumir responsabilidades como ciudadanos, a todos los niveles.

De manera que este nuevo trimestre de fiestas patrias asumamos el compromiso de convertirlo en un espacio para la reflexión; y que esta reflexión, profunda y sincera, nos sirva para mejorar nuestro destino inmediato como nación.

En beneficio de las futuras generaciones tenemos que seguir insistiendo en fortalecer las instituciones y robustecer los valores cívicos en los ciudadanos, para pasar a un periodo, más temprano que tarde, donde prime el imperio de la ley y el respeto irrestricto de la Constitución, madre de todas las leyes.