Santo Domingo.- Esta tarde serán sepultados en el Cementerio Cristo Redentor los restos de Lupo Hernández Rueda, quien fue un poeta, ensayista, abogado y profesor universitario.
Este poeta se graduó de Doctor en Derecho de la Universidad de Santo Domingo y realizó estudios de postgrado en Derecho Laboral comparado en Italia, Suiza y España. Dirigió la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y la Asociación Dominicana de Derecho del Trabajo y de Seguridad Social.
Fue un miembro destacado de la Generación del 48 de la que también es su historiador, en la que compartió espacio preferencial con letristas de la estirpe de Máximo Avilés Blonda, Ramón Cifré Navarro, Abel Fernández Mejía, Rafael Lara Cintrón, Luis Alfredo Torres, Rafael Valera Benítez, Abelardo Vicioso y Víctor Villegas.
También fue Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Lengua y formó parte de la directiva de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y del Instituto Ibero-americano de Derecho del Trabajo. Como escritor dio a conocer sus primeros textos en la sección Colaboración Escolar del diario El Caribe.
Fue fundador, junto a Luis Alfredo Torres y Alberto Peña Lebrón, de la revista literaria Testimonio y codirigió la colección Silbo Vulnerado.
Obtuvo varios títulos Honoris causa en varias universidades, entre las que podemos mencionar a la Universidad Interamericana, Universidad Central del Este (UCE), Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA).
Obtuvo el premio Nacional de Poesía en cinco ocasiones, a saber el dominicano que mayor cantidad de veces ha obtenido este importantísimo galardón. En 1980 recibió el Premio Nacional de Ensayo por su obra La generación del 48 en la literatura dominicana, y en 1997 el codiciado Premio Nacional de Literatura por su valiosa trayectoria en las letras dominicanas.
Entre sus obras literarias más conocidas podemos señalar Como Naciendo Aún (Premio Nacional de Poesía 1960), Santo Domingo Vertical, Del Tamaño del Tiempo (Premio Nacional de Poesía 1979), Muerte y Memoria (Premio Nacional de Poesía 1963), Crónica del Sur, La Generación del 48 en la Literatura Dominicana (Premio Nacional de Ensayo 1980), Cuanza (Premio Nacional de Poesía 1984).
Así como Con el Pecho Alumbrado (Premio Nacional de Poesía 1988), Por el Mar de Tus Ojos y la Antología La ciudad y el amor ( que lo incluye a él, a Marcio Veloz Maggiolo, a Tony Raful y a Tomás Castro Burdiez) la cual se puede conseguir gratuitamente en la internet.
Y en lo jurídico produjo importantes otras como Jurisprudencia de trabajo, Nociones de Derecho de Trabajo y La seguridad social en Santo Domingo entre muchos títulos más.
Tomado de Trayectorias Dominicanas
A continuación te presentamos tres famosos textos de este destacado poeta
CUANDO LLEGAN LOS MUERTOS
(A Virgilio Díaz Grullón)
Cuando llegan los muertos
y han llovido sobre ellos muchas lágrimas,
cuando sobre sus rostros, alguna vez hermosos,
se pasea la noche,
y la hierba crece como sus cabellos;
cuando llegan innumerables
y establecen su asiento bajo el pasto viviente,
bajo las catedrales
y los árboles,
sus cuerpos endurecidos crecen
en la inmovilidad,
en el umbral de la memoria
como un beso,
como una moribunda llama.
Sólo la sombra de sus vidas queda
sobre la tierra,
y el deseo
y el sueño de los vivos,
y el Tiempo que ni muere ni padece,
y la sedienta Muerte
como de una cuerda
tirando de nosotros.
COMO NACIENDO AÚN
A Luis Morales Peña
Como naciendo aún, sin descanso, continuo, interminable,
como um río sin bordes,
cae, se precipita, rueda
cada día dejando su negrura como polvo
en mi piel.
¡Oh, la
desesperante levedad de mi cuerpo,
mi llama temporal, mi oleaje de polvo!
¡Oh, tempo, ven, ocúpame, recórreme por dentro, acógeme en tu océano sucesivo, porque voy por tu herida deshaciéndome, formándome de nuevo, deshaciéndome, hasta que por mí quedes, definitivamente solo!
PEQUEÑO MUNDO MÁGICO
Con el dios de mil tallos de sus hebras
formando cien anillos,
formando labirinto que cubre tus orejas
y rodea tu garganta, y cae
sobre tu espalda, suavemente;
y va rodando
múltiple, innumerable
sobre el incêndio de tu cuello;
pequeño mundo mágico
donde me pierdo encendido.