SANTO DOMINGO.-La forma extravagante de sus flores, similares a orquídeas, insectos o a partes eróticas del cuerpo humano, son de los aspectos que llaman la atención e hicieron que se descubrieran estas nuevas especies familias de la Aristolochiaceae.
Se trata de tres plantas endémicas de la isla Española: aristolochia (Adiastola), Marioniana y Bonettiana. Pertenecen a un grupo de lianas o bejucos pocos estudiados por botánicos en el país.
El investigador y fotógrafo de conservación Eladio Fernández dio con las nuevas especies de aristolochias, Marioniana, Bonietiana y Aliastola, como resultado de una recopilación gráfica que se propuso hacer de las existentes.
“Arranqué con la idea de hacer un libro fotográfico sobre las aristolochias de la isla Española en función de una guía ilustrada que sacó el doctor Luis Marión Heredia en el 2011, con auspicio de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, cuando vi esa guía de campo y las ilustraciones me llamó la atención la forma de las flores y entendía que era un grupo de plantas poco conocidas con flores muy carismáticas”, narró el investigador Fernández.
Colaboración
Como él no es botánico, recibió la ayuda técnica y colaboración en la investigación de Irina Ferreras, Brian Farrell, Bruno De Medeiros y Gustavo Romero, todos de la Universidad de Harvard y coautores del artículo científico.
Particularidades
La Aristolochia Marioniana está restringida a la parte sur de la península de Samaná en farallones rocosos de la primera terraza marina, donde quedan fragmentos de una vegetación nativa y original, que están muy amenazados por las actividades agrícola y nuevas construcciones de viviendas.
La Bonettiana se encuentra en la ladera sur de la sierra de Neyba. Es una planta que está en los bosques secos, abundantes y comunes, produce muchas flores y emite un grato olor a limoncillo, que se percibe a lo lejos.
La Adiastola que en griego significa perdida y confusa, es muy común, con una distribución amplia que va desde Boca de Yuma a San Juan de la Maguana.
Está en todo el pie sur de la cordillera Central y no pasa de una altura media de 400 metros.
En Santo Domingo se encuentra en el Jardín Botánico, y no se había descrito como nueva porque la gente la confundía con la Aristolochia Bilobata por la forma similar de sus hojas, según explicó Eladio Fernández.
Según el experto, el ser humano mide el valor de las especies en función de los beneficios que estas le aportan y no por su valor intrínseco. Sin embargo, cada planta u organismo tiene un valor y cumple funciones en la naturaleza.
Estas especies son un complemento del bosque, sirven de alimentos a insectos polinizadores y sin estos no hay garantía de alimentos. Estos bejucos conectan el tope de los árboles para que insectos, ranas y la jutía las usen como caminos.
Igual son indicadores de la condición del bosque. La mayoría de estas especies no están en áreas protegidas.
— Dedicatoria
Dos especies son dedicadas al doctor Luis Marión Heredia y a Rosa Margarita (Pirigua) Bonetti de Santana por sus aportes en la conservación del ambiente.