Este año, contrario a otras épocas de Navidad, no ha sido necesario reclamar el cese de las actividades proselitistas.
Era costumbre de la Iglesia católica y otros sectores llamar a los políticos a respetar este tiempo de reflexión y de familiaridad.
Sin embargo, la actividad política ha estado rezagada y solo el ruido de las primarias abiertas o cerradas llama la atención de la colectividad.
Parece que el Gobierno no tiene oposición.