El plan de alimentación del paciente consiste en la elaboración de una dieta hipocalórica para evitar los atracones.
Los trastornos alimenticios son un grupo de patologías de origen psiquiátrico que se caracterizan por una alteración persistente de la conducta alimentaria, que pueden o no coexistir entre ellas, o bien, estar acompañadas de alguna otra patología psiquiátrica.
Nidia Saldaña, nutrióloga clínica de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), dice que las causas de estos trastornos pueden estar dadas por una interacción compleja de múltiples factores, incluyendo biológicos, psicológicos y sociales.
Asegura que las personas que padecen estos trastornos, por lo general, fijan de manera excesiva su atención en el peso y la figura física, desencadenando la mayoría de las veces, conductas alimenticias peligrosas que pueden poner en riesgo la salud en general.
“Usualmente estos pacientes presentan una distorsión de su imagen corporal y con ella un control estricto de su peso, que es parte de lo que los lleva a tener una dieta muy baja en calorías u otras formas de reducción calórica”, asegura la nutrióloga.
La doctora explica que el Diagnostic and Statistical Manual Of Mental Disorders (DSM 5), describe estos trastornos alimenticios como: anorexia nerviosa, la cual se caracteriza por la pérdida marcada de peso corporal y el rechazo a alimentarse. Por lo general la sensación de apetito se mantiene.
Señala que estos pacientes tienen una fijación por el peso y buscan incansablemente bajar de peso, para ello limitan al extremo el consumo de calorías. Estos pacientes pueden morir por inanición.
Saldaña cita como otro desorden alimenticio muy común la bulimia nerviosa, la cual se caracterizan por la presencia de atracones recurrentes y frecuentes. En este tipo de desorden, la persona consume grandes cantidades de alimentos. Luego de la gran ingesta de comida, la persona suele buscar la forma de deshacerse de las calorías, por lo que recurren a la inducción del vómito, toma de laxante o hacer ejercicios de manera excesiva.
Los trastorno de atracones, son otra variante de la bulimia nerviosa, con episodios de atracones ocasionales una vez a la semana, que posiblemente generan culpa una vez haya ocurrido.
Durante el atracón, la persona come cantidades de alimentos exageradas y suele sentirse incapaz de parar. La mayoría de estas personas tienen sobrepeso.
La nutrióloga continúa diciendo que existen otros tipos de desórdenes, entre estos cita el conocido como pica, el cual es un trastorno que conlleva ingestión persistente de sustancias no nutritivas, como por ejemplo hielo, papel, barro, suciedad o cabello.
Dice que si bien es cierto que muchas de estas cosas no les hacen daño, a veces estos pacientes pueden presentar problemas como estreñimiento, entre otras dolencias, debido a la composición de lo que consumen.
La galena menciona, además, el trastorno de rumiación, cuya característica principal es la regurgitación (expulsión de comida procedente del esófago o del estómago sin que haya náuseas ni contracciones enérgicas de los músculos abdominales) repetida de alimentos; por lo general, inician en la infancia o la niñez.
El último desorden alimenticio descrito por la especialista es el trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos, también llamado trastorno de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez, se caracteriza principalmente por la falta de interés por la comida o los alimentos, conllevando esta situación una falta de crecimiento en quien lo padece.
Diagnóstico
La experta en nutrición explica que el diagnóstico de estas patologías debe estar dado por evaluaciones psiquiátricas y/o psicológicas atendiendo a los síntomas y signos de los hábitos de alimentación que presente el paciente.
Además intervendrán medicina interna, pediatría y nutrición para las evaluaciones físicas correspondientes y dependiendo de la necesidad de cada paciente.
“Desde el punto de vista nutricional, estos pacientes van a presentar una alteración de su química sanguínea, tales como: anemia, disminución de hierro sérico y sus depósitos, disminución de vitaminas y minerales”, asegura Saldaña.
El tratamiento depende del trastorno
Al igual que su diagnóstico será dado de forma multidisciplinaria y va a depender del trastorno en sí y de los síntomas. Generalmente, comprende de terapia psicológica (psicoterapia), educación sobre alimentación, supervisión médica y algunas veces medicamentos.
Desde el punto de vista nutricional, se harán los ajustes necesarios en el plan de alimentación del paciente, que consiste en la elaboración de una dieta hipocalórica para evitar los atracones, ya que la disminución del peso mejora el estado anímico, disminuye la ansiedad y conlleva a una disminución del número de atracones.