*Por Luis Santos Burgos
La economía dominicana desde los 90 hasta 2019 había logrado replicar el ciclo de expansión logrado durante la década de los 70, obviamente bajo un nuevo modelo de acumulación que ha impulsado un proceso de tercerización en presencia de perdida de incidencia de los sectores reales o tradicionales que por décadas habían motorizado el patrón de crecimiento.
A pesar de los eventos desfavorables durante los primeros 20 años del Siglo XXI, como fue la crisis bancaria local de 2003, y la crisis financiera global de 2008-2009, así como la crisis de la zona euro, la economía dominicana en cada momento logro retomar con éxito la ruta del crecimiento y creación de riqueza.
No obstante, el impacto del proceso de desviación, pérdidas comercio y translocalización que devino como resultado del agotamiento del modelo de globalización y la política arancelaria seguida por la administración Trump y otros gobiernos de economías denominadas emergentes.
El impacto de la pandemia produjo una caída del producto real de 6.7%, sin embargo, a pesar de los esfuerzos desplegados, la política de crecimiento impulsada por las autoridades no logra retomar la expansión de la economía dominicana conseguida hasta 2019, un potencial de 5.2%.
Durante 2021 se opera un crecimiento de 12.3 por ciento, pero de tipo rebote denominado así, porque resulta de comparar un año presente con el anterior, cuando este último tiende a cero o un valor negativo, como el que produjo la pandemia durante el 2020, lo que genera como tal, una ilusión óptica de crecimiento, insuficiente o inexistente en la realidad.
En la fase de normalización la economía registra una reducción del crecimiento al situarse en 4.9% durante 2022, insuficiente y nada comparable con el crecimiento potencial del 5%, puesto que algunos sectores con alta ponderación, continuaron mostrando crecimiento de tipo rebote estadístico como fue el caso del sector hotel, bares y restaurantes, entre otros.
La economía dominicana continúa reafirmando y profundizando su tendencia crítica hacia el decrecimiento, dado que durante enero-agosto de 2023 la economía alcanzo un crecimiento acumulado apenas de 1.5 por ciento, inferior en 4% con relación a igual periodo de 2022.
Si entre junio y agosto la economía observo un crecimiento acumulado de 1.6 por ciento, superior en solo 0.2 por ciento al registrado durante enero-mayo de 1.4 por ciento, explica que a pesar de los estímulos monetarios dispuesto por la Junta Monetaria en enero y al cierre de mayo por un monto aproximado de RD$141,000.00 millones, así como la política de sobreendeudamiento público, no han logrado impactar favorablemente el crecimiento de la economía dominicana.
En un escenario, donde el sobreendeudamiento público, impulsos monetarios y creciente flujos de remesas, no consigue impactar la economía, amerita entonces pasar balance sobre otros aspectos que pudieran estar explicando el estancamiento y la tendencia progresiva de la economía dominicana hacia el decrecimiento progresivo.
Durante enero-junio de 2023, se observa una caída de los sectores tradicionales que en las últimas tres décadas le han dado sostenibilidad al crecimiento de la economía dominicana. En efecto, la manufactura local y de zonas francas observaron tasas negativas de 3,8 y 2.5 por ciento, después de haber computado tasas de crecimiento por el orden del 8.1 y 2.1 por ciento, respectivamente, en igual periodo de 2022.
El sector de la construcción continua sumergido en la agonía critica, pues a junio presenta una caída de 2.5 por ciento, mientras que en igual periodo su tasa de crecimiento fue de 2.1 por ciento. Situación similar atraviesa el sector hoteles, bares y restaurantes, el cual después de registrar un crecimiento de 34.3 por ciento, apenas logro computar 12.4 por ciento durante enero-junio de 2023. En general se observa una pérdida de valor agregado estimado en de 4.9 por ciento.
En adición, la economía presenta un deterioro del comercio exterior que se aprecia por la baja mayormente de las exportaciones de zonas francas sino también de las importaciones, variable fundamental en el modelo latinoamericano de crecimiento. En general los índices de exportaciones e importaciones con referencia 2007, observaron tasas de 2.0 por ciento y negativa de 0.2 por ciento, respectivamente, después de haber logrado tasas de 24.0 y 24.9 por ciento, en igual periodo enero-junio de 2022.
En suma, ante el ciclo expansivo y restrictivo de política monetaria, los crecientes flujos de remesas y la política fiscal expansiva con orientación al endeudamiento y el gasto corriente, las autoridades no han logrado reorientar la economía y retomar su crecimiento potencial durante la presente gestión de gobierno.
*El autor es economista