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Tragedia en Jet Set reduce el ánimo de la población durante Semana Santa

Yanet Féliz Por Yanet Féliz
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📷 La falta de dinero y los accidentes influyeron en que muchos se quedaran en la ciudad.

Santo Domingo. Este domingo de resurrección, la capital dominicana vivió una especie de “toque de queda,” donde una parte significativa de la población optó por pasar el asueto de la Semana Santa en sus hogares, especialmente en los barrios de la parte alta de la urbe. El recogimiento predominó entre los ciudadanos.

Las razones detrás de este comportamiento variaron: muchos señalaron que la reciente tragedia ocurrida en la emblemática discoteca Jet Set les había bajado el ánimo.

Otros mencionaron que acataron el llamado de las autoridades para preservar la vida, mientras que una parte afirmó que la falta de dinero les impidió visitar playas o viajar al interior del país.

Las calles de Santo Domingo lucían vacías, con un flujo vehicular casi nulo. Sin embargo, este panorama también puso en evidencia la falta de aseo urbano, con acumulación de desechos en las calzadas y contenes, generando un ambiente desagradable.

Las calles de Santo Domingo lucían vacías

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Opiniones de los ciudadanos

Nosotros no salimos. La situación económica está muy dura y esas muertes recientes nos quitaron el ánimo de celebrar. Mis dos hijos y yo la pasamos tranquilos en casa,” comentó María Tolentino, residente de Villa Consuelo.

En el mismo sector, Gorkis del Carmen describió un fin de semana diferente: “Esta vez no hubo piscina, ni bullicio, ni bebidas alcohólicas. Fue muy tranquilo y acatamos el llamado del gobierno. Estos días son para reflexionar, hubo demasiados muertos.”

Eduardo Luciano y Esther García, en la calle La Guardia, coincidieron en que prefirieron mantener un perfil bajo debido al impacto emocional que generó el desplome del techo de la discoteca Jet Set el pasado día ocho.

Ramón Ortiz, en el ensanche Espaillat, expresó: “Ni siquiera vi una piscina este año. Creo que la tragedia influyó mucho. Había muchas personas acongojadas y mi familia tampoco quiso salir.”

En sectores como Capotillo, Edward Rafael y Michael Alexander destacaron que incluso la Policía no permitió abrir negocios, lo que dio al ambiente un toque similar al vivido durante la pandemia del coronavirus. “Nos quedamos tranquilos, tomándonos un ron en casa,” mencionó Elizabeth, otra residente de la zona.

Actividades en medio del recogimiento

A pesar del panorama de recogimiento, algunos puntos de la ciudad mantuvieron cierto movimiento. Por ejemplo, el mercadito de la Calle Central, en el ensanche Espaillat, registró una buena afluencia de personas abasteciéndose de productos agrícolas y vegetales.

De igual forma, en colmados como El Rincón de Andrea, en Villas Agrícolas, los vecinos se reunieron para comprar empanadas y jugos.

Sin embargo, calles como Marcos Ruiz en Villa Juana y San Juan de la Maguana, en Cristo Rey, permanecieron desoladas, al igual que grandes avenidas como la V Centenario.

Algunas familias aprovecharon para visitar parques, caminar, ejercitarse y reencontrarse con familiares y amigos. Anthony Polanco, residente de la calle Aníbal Espinosa, colocó una pequeña piscina para sus sobrinos, pero admitió que el ánimo no estaba “para trotear en ningún lugar.”

Cultos religiosos

El Triduo Pascual (Jueves, Viernes y Sábado Santo), tradición católica profundamente significativa, reunió a muchos feligreses en sus iglesias habituales, manteniendo viva la espiritualidad propia de esta época.

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Yanet Féliz

Periodista con amplia experiencia en temas de medio ambiente y ciudadanía.

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