Santo Domingo.-¿Alguna vez le ha pasado que, luego de reemplazar un bombillo por otro de la misma potencia y calidad, percibe el lugar de trabajo de forma distinta? Esto se debe a un cambio en la temperatura de color.
La temperatura de color es una medida que se utiliza para describir el nivel de “calidez” o “frialdad” con el cual percibe el ojo humano la fuente lumínica, con base en su tonalidad.
Así, el color de las fuentes de luz o lámparas con una temperatura de color inferior a 3,000 K proporciona una tonalidad algo amarillenta y cálida en apariencia.
De acuerdo a Sergio Campos, project mánager de la empresa Sylvania la temperatura de color más parecida a la luz natural es 4,100 K, en la cual se da un balance entre los diversos tonos.
En cambio, las temperaturas que superan los 6.000 K emiten una tonalidad que se percibe como azulada y fría.
“Es necesario tomar en cuenta la temperatura de color al diseñar la iluminación de un lugar para lograr el efecto o la sensación que ahí se desea”, explicó Campos.
Dijo que si lo que se desea es un cuarto confortable y relajante lo ideal es optar por temperaturas de color que oscilen entre los 2,700 K y los 3,000 K, puesto que logran un ambiente cálido.
De acuerdo con el especialista de Sylvania, en áreas de trabajo se requieren más bien temperaturas que ronden los 4,100 K.
También estas son óptimas en la cocina, donde las actividades requieren de concentración en medio de un agradable estado de confort.
Además de la temperatura de color, al diseñar la iluminación de un lugar se recomienda tomar en cuenta los niveles de iluminación requeridos, especialmente si se realizarán actividades productivas. Un mal diseño de iluminación puede generar un gasto excesivo de energía y un ambiente hostil para los trabajadores.