Todos hemos llorado
Todos hemos llorado a las víctimas. No solo un general, también el pueblo digno lo ha hecho. Porque, lo ocurrido en la discoteca Jet Set lacera en lo más profundo los sentimientos de la sociedad dominicana.
Pasará mucho tiempo para que República Dominicana se recupere de esa tragedia. El trauma acompaña a cientos de familias, y por extensión se podrá afirmar que a millones de familias. Todas necesitan consuelo.
Siempre tendrá justificación lógica que personas se ausenten de sus hogares con la intención de salir a divertirse de una manera sana. Pero nunca jamás tendrá justificación que -en momentos en que todo es alegría- de repente se asome la tragedia y se pase del goce a la agonía.
Mucho menos que en fracción de segundos más de 200 personas pierdan la vida con el desplome estrepitoso de un techo que pesa cientos de toneladas.
Los más disímiles estratos sociales tenían presencia en la emblemática Jet Set la fatídica madrugada del martes 8 de abril. Empresarios, banqueros, deportistas, artistas, médicos, comunicadores, empleados del establecimiento, etc.
Una afirmación categórica de la magnitud de la tragedia, que hasta ahora contabiliza 226 fallecidos y 189 heridos, la dio el ministro de Salud Pública, Víctor Atallah, cuando en rueda de prensa dijo lo siguiente:
“Vimos que la mayoría (de las víctimas mortales) tenían trauma craneoencefálico severo”, y agrega que esa situación “era incompatible con la vida a más de minutos u hora”. (Tomado del Listín Diario digital, 12/4/2025).
Cuando ya se han recuperado los cuerpos, asistidos los sobrevivientes, y guardar a buen recaudo las pruebas que provocaron la tragedia, ahora lo que sigue es el proceso de investigación o peritaje técnico por parte de las instituciones facultadas por ley para hacerlo.
Con las conclusiones de esa investigación a mano, el Ministerio Público tendrá una jornada estelar en cuanto a establecer responsabilidades por la ocurrencia del colapso o derrumbe del techo del local en que funcionaba la emblemática discoteca Jet Set.
La gran cantidad de equipos instalados encima del techo de la discoteca, que se dice pesaban toneladas, las probables modificaciones a la estructura (quizás sin supervisión legal), y la posibilidad de que no se diera mantenimiento son cosas que el Ministerio Público deberán rendir conclusiones a los deudos y a la sociedad dominicana en sentido general.
Junto con el general Juan Manuel Méndez, también el país completo lloró esta tragedia. Lo que pudo presenciar el director del COE en el lugar del siniestro mientras se levantaban los escombros, la impotencia que lo invadió durante largas horas ante los justos reclamos de los deudos, es para sucumbir en cualquier escenario.
Es que cada persona debe sentir solidaridad, interés y adhesión con todo lo que concierne a los seres humanos. Porque, parafraseando a Terencio: “Soy hombre, nada humano me es ajeno”.
Hay quienes que se han atrevido a criticar ese noble gesto del general Méndez. Pero, de algo estamos seguros: los mezquinos es difícil que tengan sitial más allá de su paso terrenal.
Lo que es una gran realidad es que desde la madrugada del pasado martes 8 de abril el luto y el dolor se apoderaron de todo el escenario nacional, sin importar condición social, ni religiosa, ni de ninguna otra índole.
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