La Junta Central Electoral fue clara en otorgar un plazo de cinco días, que hace tiempo se vencieron, para que los partidos cesaran en su proselitismo a destiempo.
Inclusive, dirigentes de reconocida trayectoria se atrevieron a desafiar la medida bajo el alegato de la libertad de expresión y de movilidad.
Sin embargo, la Junta fue clara cuando indicaba en su resolución que los partidos no afectarán el libre desplazamiento de los ciudadanos en las vías públicas.
Tradicionalmente ha sido una práctica sin control que los partidos y sus precandidatos a cargos electivos se movilicen casi todo el año, como una forma de promoverse y de vender sus proyectos políticos.
Esto, en tanto, siempre ha afectado el desenvolvimiento normal de la cotidianidad, a cuya cuestión quiso ponerle frente la Junta con su disposición. ¿Y entonces? Todo igual.
Calentura en la sábana
Los tres partidos mayoritarios sufren de fiebre interna. Es decir, son acudidos por enfrentamientos internos que podrían diezmar su democracia, y ya han comenzado a afectar su disciplina. Tenemos el caso del Partido Revolucionario Dominicano, con el choque entre los grupos de Miguel Vargas Maldonado y de Guido Gómez Mazara.
En el Partido de la Liberación Dominicana la rivalidad ya pública por el tema de las primarias abiertas o cerradas en la ley de partidos.
En el Partido Revolucionario Moderno persisten las diferencias entre los bandos del expresidente Hipólito Mejía y de Luis Abinader en temas cardinales, como también la ley de partidos. Es decir, que la sábana está caliente a lo interno de los partidos.