Huelgas de médicos, largos apagones y ahora aumento en el pasaje no dan tregua a la ciudadanía, que se encuentra indefensa ante los embates negativos que tiene que enfrentar cada día. ¿Cómo pedirles a los transportistas que no aumenten el servicio que ofrecen a la población cuando el Gobierno, semana tras semana, incrementa los precios de los combustibles sin que nada ni nadie pueda evitarlo?
¿Podrá el Gobierno frenar un alza general de los pasajes cuando ya no puede sacarles en cara a los choferes que los subsidia con el programa Bonogas?
Siendo así, a quienes sí pudiera poner freno es a los médicos, que los últimos días se los han pasado haciendo huelgas, pero no ha sido posible.
El pueblo anhela un respiro que por ahora no se ve alcanzable, porque no se le saca el guante de la cara. La sumatoria de los males tradicionales más los agregados, dan como resultado un pueblo molesto, pero acostumbrado.