José Armando Tavarez
En los discursos, foros y congresos a nivel mundial se escucha un solo clamor: incorporar la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) en nuestros modelos educativos.
La idea es que si logramos que las presentes y futuras generaciones se interesen por estos temas tendríamos ciudadanos más creativos e innovadores y capaces de crear las tecnologías que necesitan los seres humanos del presente y futuro.
Existen diversas estrategias y métodos para lograrlo.
Una de ellas es el “tinkering” o método educativo que basa su propuesta en la importancia de desarrollar habilidades mediante el “hacer” o construir cosas.
Por ejemplo, la mejor forma de saber que es un circuito digital es construyendo uno.
Es una metodología radical que deja atrás todo centralismo en la teoría y abre paso a la experimentación mediante proyectos reales.
Un modelo internacional exitoso es el de “Tinkering School”.
El mismo es un programa educativo creado por Gever Tulley. Tinkering School usa un contexto de ingeniería para brindar a los niños herramientas reales para solucionar problemas reales en un mundo real.
Imaginen las aulas dominicanas convertidas en verdaderos talleres de aprendizaje donde los estudiantes de una forma entretenida y comprometedora realizan proyectos que permiten concretar en artefactos lo leído o aprendido.
La educación dominicana debe abrirse al enfoque STEM.
Los países solo pueden ser competitivos y crear mejores condiciones de vida para su gente si pueden formar o educar a los ciudadanos que dichas sociedades necesitan. Formemos personas creativas e innovadoras. Un enfoque STEM de la educación puede hacer una importante contribución a este objetivo.
