Las observaciones de la Junta Central Electoral acerca de la aprobación en el Senado de la República de la Ley 15-19, Orgánica de Régimen Electoral ha propiciado un interesante ambiente de discusión política cuando no se esperaban novedades en este período festivo.
Entre los puntos que a juicio de la JCE debieron de haber recibido un trato diferente por parte de los senadores, se encuentra su propuesta de establecer una reducción en los topes de los gastos de campaña, que han sido dejados tal cual se encuentran en la ley vigente.
Tal vez sea importante referir sobre este punto, sin interés de ironizar, que todos los senadores de la República fueron elegidos de las boletas de los partidos políticos, a los que regularmente siguen respondiendo una vez en el cargo.
Con esto queremos decir que era de esperar la aprobación del proyecto sin tocar este punto y que quizás ocurre lo mismo en la Cámara de Diputados, donde el proyecto ha sido puesto en manos de una comisión.
Y como si fuera poco, los senadores tampoco establecieron la obligación de los partidos políticos de presentar informes de gastos en candidaturas e hicieron mutis sobre la propuesta de sanciones por la violación de los topes y el incumplimiento de la presentación de informes.
Ciertamente, si se quiere lograr el adecentamiento de la política, hay que empezar por el dinero, que suele andar acompañado de malas intenciones cuando se trata de contribuciones para fines electorales.
En ocasiones este dinero es solicitado como contribución para la campaña electoral, pero a veces llega voluntariamente y es de ese del que más hay que cuidar a los políticos que, posiblemente no tienen tiempo para el examen moral de las colaboraciones.
La JCE tiene razón.
