Los 27 de febrero, en el marco de la conmemoración del Día de la Independencia, el presidente de la República tiene el mandato constitucional de presentar las memorias de las ejecutorias del Poder Ejecutivo de los últimos doce meses.
La tradición ha convertido ese acto en un discurso que genera gran discusión política porque oficialistas y opositores se encargan de exagerar sus posiciones, a favor y en contra.
El pronunciado por el presidente Luis Abinader este año no ha sido la excepción.
El mandatario hizo un recuento de las acciones gubernamentales, pero también hizo anuncios de obras físicas y reformas institucionales.
Aprovechó el discurso para señalar la situación delicada que vive la humanidad por los efectos de la pandemia y ahora del conflicto bélico en Ucrania por la invasión rusa.
Si bien es cierto que el presidente mantuvo un tono optimista, el futuro se muestra retador y en especial para las economías dependientes de las exportaciones de combustibles, como es la dominicana, y por el impacto en los precios de materias primas alimenticias en los mercados internacionales.
Las discusiones sobre el discurso vendrán y serán parte del ejercicio político cotidiano de los dominicanos, pero lo que no aguanta ninguna discusión es que nos esperan tiempos complicados que debemos enfrentar juntos.