Ana Blanco
Cuando se habla de tiempo de calidad parece algo sencillo, incluso es un término que estuvo muy de moda por un tiempo y ha perdido como fuerza.
Pero creo que es algo muy necesario, concretamente con nuestro círculo personal más cercano.
Uno tiene esas personas con las que vive o comparte facetas importantes, son las que están ahí cada día por una razón o por otra.
Y resulta que es con esas personas con las que caemos en una rutina, efectiva muchas veces, pero aislante en otras.
¿En qué sentido? En que pasamos mucho tiempo juntos, pero poco de calidad realmente.
Ese tiempo en el que se tienen conversaciones sobre emociones, sentimientos, sueños, miedos y lo que sea que haya que compartir, para estar mejor.
Ese tiempo en el que simplemente se dejan de lado las responsabilidades para reconectar a otros niveles, incluso lleno de silencios, pero de mucha presencia. Y ese tiempo en el que eres capaz de escuchar y comunicarte de verdad.
Te darás cuenta de que convives con alguien y no sabías cuál era su más profundo anhelo, porque no había existido la oportunidad de comunicarlo.
Saquen tiempo para sus seres queridos, no los den por sentados, no vean sólo la rutina o las apariencias de que todo está bien.
Hay que conectar, refrescar la relación y no dejar que el día a día sea el que marque la pauta. Resulta que cuando lo haces te das cuenta de que esa persona te necesitaba en aspectos que no habías notado y, al revés, hablar de los tuyos desde la calma y la verdad hace que todo se vea de manera diferente.
Esas personas que están a nuestro lado son el tesoro más valioso que tenemos, ¿por qué no dedicarles todo el tiempo de calidad que merecen?
