Esta semana corrió como la pólvora un video en el que cuentan de manera muy emotiva cómo medir el tiempo que te queda para estar con tus seres queridos (puedes verlo en @ruavieja). Sorprende que en muchos casos son días en vez de años. ¿Por qué?

La mayoría de los participantes en el experimento afirman que sus amigos y familiares son lo más importante para ellos, pero después al analizar su vida se dan cuenta que pasan más tiempo haciendo otras cosas, muchas de las cuales ni siquiera les hacen felices.

Sin olvidar las horas que están pegados a un móvil, computadora o repitiendo constantemente “no tengo tiempo”. Tiempo.

Qué concepto tan sobrevalorado y a la vez tan poco aprovechado. Me llega a la mente aquello de “fui a los bosques porque quería vivir la vida, saborearla, para no llegar a la muerte descubriendo que no había vivido.”

Y esa es la clave. ¿Qué vida quieres? Decide, no te quejes de que no tienes tiempo. Todos tenemos el mismo, nos diferencia la forma de utilizarlo. Si tal y como lo haces actualmente no te hace feliz, es momento de cambios. No pospongas las cosas, hazlas. Mañana será otro día.

O quizá no. Pasa tiempo con quienes te motivan, retan, sacan sonrisas… Esos que llamas tus personas favoritas, que te hacen vivir tan intensamente que olvidas que el tiempo pasa porque estás tan a gusto que, simplemente, no importa.

Haz las cosas porque realmente aportan a que este tiempo terrenal sea exprimido hasta su último segundo. Tú sabes muy bien cómo hacerlo, deja las excusas llamadas responsabilidades y transfórmalas en acciones, en ir más allá de “no puedo”. Poder, puedes. La verdadera pregunta es: ¿qué vas a hacer con tu tiempo a partir de ahora?